Éxito y destino…


Lo que tú llamas azar, son para otros facultades propias que tú aún desconoces que posees, y tu comprensión mental, aun no ha desbloqueado. Ciertas funciones cerebrales se activan a través de campos de comprensión de la consciencia, es decir cuando compruebas los resultados que tu proyección mental ejerce sobre la materia. El pensamiento sigue a la acción, y toda la acción que creaste te emociona, tienes un resultado emotivo capaz de decirte si lo que tu mente interpretaba era lo correcto, o no.


La emoción gestiona tu habilidad cerebral, una habilidad, capaz de condicionar todas las expectativas que tienes en la vida. Por lo tanto comprender el fin de las emociones permite expandir la consciencia, y poder llegar a entender no sólo porque ocurre lo que ocurre y como te sientes ante eso, sino que además, permite valorar el futuro y vislumbrar una imagen más certera de lo que va a ocurrir en el próximo tiempo.


Las emociones son la consecuencia de un pensamiento y de como este pensamiento te hace sentir, por lo tanto todo pensamiento se cernirá a seis emociones básicas capaces de organizar el tiempo que tienes para gestionar las vicisitudes de la vida, a saber: la ira, el disgusto, el miedo, la tristeza, la felicidad y la sorpresa. Todas ellas son capaces de transformar la realidad y de llevarte al éxito y aun nuevo destino si accedes a explotar el recurso de aprendizaje que cada una de ellas tiene implícito.


Tres de estas emociones sirven psicológicamente para valorar el pasado: La ira, el disgusto y la tristeza. Y las tres restantes, valoran el futuro: El miedo, la felicidad y la sorpresa. Por lo que entenderlas y trabajarlas cambian la comprensión de lo ocurrido, el pasado, y te replantean un cambio en lo que puedes llegar a ser o hacer, el futuro.


Sin embargo, estamos ante una realidad construida a base de emociones irreflexivas cuyos cimientos y pilares se tambalean debido al hecho de que toda emoción es consecuencia de lo ajeno y no de lo propio. Asumir la responsabilidad o culpa de nuestras acciones es el principio del proceso de comprensión emotiva. La culpa es la reflexión más profunda del ego que asume el resultado de lo ocurrido tanto para bien como para mal. 


Cuando asumes la culpa o el resultado de lo que tus pensamientos generan en tu vida, entonces estas emociones regulan y equilibran tu perfil mental y sobretodo tu perfil físico, de tal modo que se crea una asociación bioquímica en nuestro cuerpo entre las emociones y las glándulas endocrinas, capaces de crear un proceso de curación física. 


La comprensión emocional restaura el equilibrio atómico y celular de las glándulas endocrinas: Las gónadas se equilibran a través del conocimiento de la ira, las suprarrenales del miedo, el bazo del disgusto, el timo y la tristeza, la tiroides la felicidad y la pineal con la sorpresa. Creando así un cuerpo sano en función de una mente objetiva sin la repercusión egoísta que crean las emociones.


Para todo esto, como decíamos tenemos que hacer un análisis psicológico de las emociones, definiendo su función característica: 


La ira, tiene como objetivo que comprendas que has fracasado y que dicha circunstancia se ha de acabar porque ya no la toleras, el miedo nos dice que lo que es perfecto puede volverse imperfecto y por lo tanto nos incita a buscar soluciones para lo que pueda ser un problema. El disgusto se da cuando tu criterio esta en contra de otro, y valora tu convicción, la felicidad es la capacidad de decidir lo que tienes, lo que quieres y lo que haces, la tristeza nos habla de como nos ganamos la vida y las ganas de vivir, lo que haces para ti y para los demás, y por ultimo, la sorpresa nos permite generar pensamientos y acciones nuevas, activa nuestro atrevimiento.


Si utilizas el valor de las emociones podrás crear un método mental de éxito, cuyo tiempo futuro será un proceso y no una consecuencia, y conseguirás todo aquello que te propongas…


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