Aprender a olvidar...


Todo lo que haces compone la realidad, pero el cómo y el porqué lo haces es en lo que está basado el tiempo pasado. Cuando formas parte de este tiempo pasado, de una forma más general o más implícita, dicho tiempo se convierte en memoria. 

La memoria es la cualidad de recordar un momento de espacio y tiempo donde han ocurrido ciertas vivencias que nos han impactado. Dicho impacto es lo que les da un determinado valor y es lo que hace que las recordemos. Según esto podemos decir que la memoria es una base de datos que registra lo ocurrido y lo almacena en nuestra consciencia. Y el recuerdo es la capacidad de tenerlas presentes. 

El recuerdo nos permite traerlas al tiempo presente desde el tiempo pasado y vuelven a provocarnos la emoción que en dicho momento nos transmitieron en el ahora. Cuando todo esto ocurre tú mente está recreando el pasado, tu cuerpo lo experimenta desde el nivel emotivo y aunque la realidad es diferente tus sensaciones son las mismas, como si el tiempo no hubiese pasado. Este aspecto de la memoria, y por eso tenemos memoria, está creado para que evolucionemos y mejoremos nuestro entorno, nuestra vida y nuestro cuerpo y mente. 

Por ejemplo el hambre nos recuerda que tenemos que comer. Si fuéramos cazadores en ese momento lo que hubiéramos aprendido de la caza se manifestaría desde la memoria como un campo de información ‘las técnicas de la caza’ y las pondríamos en práctica, desde ‘el recuerdo’ para poder alimentarnos en el momento actual, el tiempo presente, o el ahora. Esto nos permitiría  paliar el sufrimiento de ‘el hambre’. 

Sin embargo ‘el hambre’ sería un concepto ya aprendido, es decir instaurado en la consciencia por el cual se activa la necesidad de cazar. Pero debemos entender que dicha necesidad de cazar también produce ‘el hambre’. Para simplificar el hambre activa la memoria de la caza y su recuerdo nos da la capacidad de cazar. 

Pero dicha capacidad de cazar, o saber cazar nos da hambre. Esto es un patrón de convergencia que no se puede separar sino que forma parte de un bucle o círculo que mantiene una realidad que llamaríamos ‘la supervivencia’ y dentro del campo de la supervivencia es necesario cazar para saciar el hambre. 

Es por esto que nuestra consciencia es evolutiva y podíamos decir en este ejemplo que el mejorar las técnicas de caza es condición primordial de la memoria y el recuerdo por haber pasado ‘hambre’. Para que el sufrimiento del hambre desaparezca es necesario conocer el hambre saber cómo erradicarlo y practicar hasta solucionar este tipo de sufrimiento. 

Pero llegado el momento el campo de información se satura hasta que se crea un tiempo donde la experiencia en torno al hambre debe cambiar drásticamente. Imaginemos que debemos pasar a ser recolectores o ganaderos en vez de cazadores. Cómo cambiar una realidad por otra totalmente distinta cuando este código nuevo no lo conocemos, no tenemos recuerdos ni memoria a cerca de cómo hacerlo? 

En definitiva nuestro pasado no nos permitirá salir del código del cazador el único que conoce para crear el presente y erradicar el sufrimiento, en este caso del hambre, en futuro más cercano. 

Para poder crear un tiempo totalmente nuevo hay que olvidar. Olvidar todo lo aprendido de ese pasado. Nos han enseñado a recordar, pero no nos han enseñado a olvidar. Y deberíamos cambiar la polaridad de estos dos conceptos para poder salir de estos bucles duales donde la consciencia se experimenta y crece pero derrocha gran cantidad de tiempo. Si lo deseas llámale a esto ‘la búsqueda de la felicidad’, pero esa búsqueda dura demasiado tiempo y no es lo mismo buscar la felicidad que disfrutarla por haberla ya conseguido. 

El tiempo que tardamos en hacer las cosas es de vital importancia y se mide entre lo que recuerdas y lo que olvidas. Como te decía nos han enseñado solamente a recordar y es una habilidad prácticamente preconcebida. Pero no nos han enseñado a olvidar...

Por lo que parece ‘recordamos’ el pasado, es decir lo que hemos vivido, y no sabemos que nos deparará el futuro, por lo tanto tendemos a ‘olvidar’ el futuro. 

Sin embargo deberíamos olvidar el pasado para recordar nuestro futuro. Hasta ahora ‘la mente recuerda el pasado’ y esto provoca ‘el olvido del futuro’. Ahora bien, resulta que la mente es el medio donde se transmite la consciencia de toda acción o creación, pero dicha consciencia está precedida de lo que denominaríamos inteligencia. Y la inteligencia es la orden, la idea original, o la hipótesis de trabajo sobre la que se va a establecer los parámetros de lo que vas a vivir, de la vida. 

Dicho esto, la inteligencia si tiene la capacidad de olvidar el pasado y lo que es mejor recordar el futuro. Recordar el futuro sería algo así como la intemporal pregunta filosófica que todos nos hemos ello de cuál es el sentido de la vida. 

Pero como mucho, con la mente sólo recordamos un futuro inmediato y evidente que surge de lo que debemos hacer por ejemplo durante el día o a lo largo de la semana. Para llegar más allá la Inteligencia dispone la capacidad de cambiar el significado de estos dos extremos que son ‘recordar y olvidar’ y que son límites de polaridad y grado de una magnitud cuyo valor es la capacidad de memorizar o la memoria. 

Estamos hablando de un futuro pasado, que ya ha ocurrido, por lo tanto lo recuerdas en alguna parte de ti, pero como aún no lo has materializado ni vivido, es decir no tienes emociones a cerca de ello no lo memorizas, o mejor dicho no recuerdas traerlo al presente vivirlo y disfrutarlo. 

Si quieres saber como te reto a participar en el evento (OFF/ON The Challenge) donde podrás descubrir cómo hacer todo esto y mucho más. 

Para más información:
 www.shamballasoulspace.com Evento: OFF/ON The Challenge. 


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