Observar o contemplar la vida…

Sólo por el hecho de observar la realidad influyes en ella, eso pensaba Einstein y en cierto modo, ver y actuar o no actuar lo cambia todo. Puesto que lo importante es que ese momento al ser observado por ti, te dota de consciencia y de la capacidad de actuar, lo hagas o no, eso ya es lo de menos… o bien pudiera ser lo de más…


Mejor sería contemplar la realidad; contemplar y observar son cosas muy distintas. Si observas la realidad, observas una realidad de otro, donde tú eres un protagonista necesario para los demás, en definitiva, haces el trabajo de los otros. Por lo contrario cuando contemplas la realidad, estás contemplando tu propia creación, donde tú no eres el protagonista principal, sino que eres el director y son los demás los que protagonizan cada escena para cumplir con tu guion. 


Contemplar tu realidad no es fácil, quizás porque ansías el protagonismo, lo que siempre has imaginado es una vida donde todo lo que vives es para ti y provocado por ti. Y si eso no te lleva a disfrutarla y contemplarla? Cuando se contempla la vida, esta ya ha ocurrido, sólo la estás recreando y eso pasa porque sabes tanto de ti que valoras como es tu función en todas tus relaciones vitales y es ahí cuando te haces útil y necesario en tu entorno, y en ese momento tu eres la clave y lo esencial o básico, aquello que si no está presente algo deja funcionar. 


Para contemplar tu realidad debes haberla creado con tal esmero y perfección que funcione sin tu esfuerzo, si no es así, si te genera esfuerzo, sufrimiento, frustración o fracaso sin éxito, entonces como te decía, vives la vida de otro, en este entorno sólo puedes observar la tuya, y los demás son los que te están contemplando a ti. 


Contemplar, con temple, es decir sin poner emoción. La emoción interviene en nuestra personalidad o ego para hacernos sobresalir de los demás, simplemente por una reacción instintiva, por instintos de supervivencia. Toda emoción que vives cuando sólo puedes observar la vida y lo externo te la manipula y te la organiza, está destinada a justificar aquello que hagas para acabar con dicho sufrimiento. Es decir, la emoción te permite recordar el pasado y reparar dicho pasado en el presente. Así es como empiezas a reconocer que diriges tu vida y que puedes pasar de observarla a controlarla, para más tarde simplemente contemplarla. Sin embargo, como te decía, las emociones calman el ego y lo justifican, dándote siempre la razón en torno a tus decisiones, que serán instintivas y paliativas. 


Entonces no debes utilizar tus emociones para relacionarte, porque así es como te haces el protagonista. Deja que los demás utilicen las suyas contigo, simplemente deja que ocurra y cuando algo haya ocurrido entonces será el momento de intervenir. Así vas cambiando una vida de observador a protagonista y de protagonista a director o contemplador. 


Por poner un ejemplo: Dios contempla su creación, no la observa, pues la modificaría. Y si precisamente se le hecha algo en cara a Dios es que no hace nada para cambiar aquello que nosotros consideramos imperfecto. Lo dicho,Dios no hace absolutamente nada. 


Dios utiliza un principio universal basado en dejar que todo ocurra sin oponer resistencia. Si dejas que algo ocurra, la vida te estará dando una información muy valiosa para intervenir, y poder más tarde dirigirla o redefinirla. 


Pero como ves en algún momento debes protagonizarla, tomar ciertas decisiones, y aquí ya no la están contemplando sino recreando. Cuanto antes empieces a hacer cambios en tu vida y estos cambios se mantengan por un patrón propio de honestidad y coherencia, entonces estarás más tiempo contemplándola. 


Contemplar la vida es sencillo, se trata de pasar más tiempo dejando que las cosas ocurran que intentado que ocurran. Y es contemplando la vida que el tiempo se acelera y lo que estaba por suceder ocurre por un patrón de ocurrencia que contiene la gravedad. 


El tiempo es una dimensión de la gravedad, cuanto más tiempo tardas en conseguir algo más gravedad. O mejor dicho, más grave es la emoción que va generarte para más tarde poder justificar tu fracaso. Por lo tanto, emoción y gravedad son consecuencias de cómo manipulas el tiempo. 

Por lo contrario si lo que deseas ocurre en el ahora, la emoción no se implica, no te hará recordar el pasado y por lo tanto te permitirá disfrutar el futuro y recordarlo, entonces la gravedad tiende a ser neutra, manteniendo una ausencia emocional de ocurrencia. Donde las cosas ya no ocurren por tu ego frustrado, sino por tu contemplación o tu templanza o equilibrio emotivo capaz de ver a Dios en toda la vida. Capaz de contemplar lo sagrado, capaz de entender y dar por válido todo lo que tú ego negaba por sobresalir. 


Como ves al observar sólo gestionas una realidad egoica o emotiva que cambiará por cómo y porqué la has observado, y esto es normalmente desde la codicia, pues tendemos a codiciar todo aquello que vemos. Pero si contemplas la realidad entonces no cambiará. 


Más bien se corregirá, donde haya un error se creará una solución y eso es debido al anhelo que es lo contrario a la codicia. El anhelo de tu alma sabe de ti en el futuro y corrige el ahora para que se mantenga tu creación en el futuro. 


Y es así como tú seguirás en el porche de tu vida contemplándola cual atardecer… 






Comentarios

Entradas populares de este blog

La llamada del destino…

Valora lo que tienes…

Cuando viajas no cambias de lugar cambias el tiempo…