El Amor, una Actitud...

Solemos hablar muchas veces a la ligera acerca del amor. De forma simple el amor es la cualidad que subyace en torno a cómo nos relacionamos los seres humanos. A mayor amor se crean vínculos de armonía donde la vida está en orden, lo contrario la ausencia de amor, produce el caos y lo inestable o fuera del orden, por lo tanto esto acaba creando lo opuesto a la armonía el conflicto.

Como decía esto es una forma simple de dar significado al amor, existen muchas formas de amor, sin embargo para la mente consciente el amor no es un estado sino un proceso. Pero para seguir hablando hemos de diferenciar entre un estado y un proceso, en el contexto humano y creativo.

Un estado es básicamente una emoción que perdura, que se mantiene y que no varía en el tiempo, a diferencia de esto un proceso es un pensamiento dinámico capaz de cambiar un estado o emoción que perdura en nosotros y en nuestra mente consciente o presente según el volumen o la cantidad de amor que tenga dicha emoción, es decir según la carga de sufrimiento y conflicto, o según el orden o armonía que esta contenga.

Veamos pues cuál es el proceso creativo del amor. El proceso creativo del amor se basa en el perfeccionamiento de las acciones de toda alma, de todo ser humano. Por ello es que vivimos y tenemos experiencias en función de nuestros deseos o de nuestras personalidades cuyos pensamientos determinan todas nuestras acciones vitales.

Estos nos hace ser cada vez más sabios o conscientes de quienes somos y de que queremos para alcanzar el mayor grado de amor que se puede experimentar que es la felicidad. Por lo tanto y de forma resumida el proceso de amor del ser humano se basa en la reparación del error o el sufrimiento de este a través de la sabiduría para lograr la felicidad.

Por este hecho el proceso creativo del amor consta de tres aspectos de gestión de la realidad, que son: El aspecto creador, el aspecto conservador y el aspecto renovador. 

Estos aspectos forman parte de lo que conocemos como tiempo lineal, o mejor, deberíamos decir que el tiempo lineal se basa en estos aspectos dinámicos y creativos, por lo que hablar del tiempo en términos de pasado, presente y futuro se nos queda pequeño, tosco y arcaico para poder trascender los misterios que la vida nos propone resolver cada día. 

El tiempo al igual que el amor es algo más complejo. El aspecto renovador está implícito en el pasado, deberíamos ser capaces de reflexionar en torno a los asuntos y cuestiones del pasado para saber si nos afectan aún en el presente y si nos generan sufrimiento en la vida, ya sea porque condicionan nuestra personalidad o nuestros estilos de vida; en definitiva lo que somos y lo que hacemos.

El aspecto creador debería estar sólo al servicio del tiempo presente. Una vez se repara el error o sufrimiento del alma o la personalidad, el ser humano se siente libre y es desde esa libertad de acción que debe utilizar este aspecto creativo para poder experimentar sin preocupaciones o antiguas cargas. Es un proceso de improvisación donde todo es ahora y donde todo es posible si nos alejamos del condicionamiento del miedo, cuyo único fin es hacernos creer que lo que es perfecto puede volverse imperfecto. 

Pero asumimos el momento actual como perfecto aunque este contenga sufrimiento o error por qué la mente lograr hacer que nos adaptemos y aceptemos la realidad tal y como es, no tal y como nos gustaría que fuese. Para que lo entiendas cuando imaginas cómo te gustaría que fuera la realidad lo haces desde el espíritu o alma, sin embargo cuando aceptas la realidad lo haces desde la mente inferior que tu ego o personalidad manejan.

El aspecto conservador es algo revolutivo, transcendental y nos enseña a crear desde el futuro, como te decía si imaginas cómo debería ser tu vida entonces estás viendola desde el futuro y esto es lo que te gustaría tener en el ahora y además conservarlo, hacerlo estable y duradero, esa es la mayor cualidad del amor, hacer estable en el tiempo aquello que te propongas y te de felicidad.

Pero a día de hoy creamos con la carga del pasado y sus necesidades, es entonces cuando intentamos renovar nuestro presente, es decir reparar el sufrimiento o error del pasado, esto hace que perdamos el tiempo y no encontremos la plena felicidad que es lo que deberíamos conservar. por este hecho el aspecto de conservación no se produce en nuestras vidas y sin ser conscientes de ello creamos lo contrario, un periodo o proceso siempre de cambio. 

Es decir cada cierto tiempo lo que creíamos estable se nos derrumba y la vida nos muestra que debemos cambiar algo. Esto ocurre porque no comprendemos el proceso creativo y universal del amor que subyace a todo lo que somos y hacemos. 

Para poder comprender estas cualidades del amor, hablemos a cerca de la felicidad. La felicidad no es algo de carácter egoísta sino más bien una consciencia de acción altruista que implica un profundo acopio de emociones y pensamientos basados en cómo nos relacionamos, en nuestra actitud. 

La felicidad busca la armonía entre tú y los otros y es fruto de pensamientos delicados y palabras y acciones benevolentes, justas y maduradas por el paso del tiempo tan marcado en nosotros, y que nos da una perspectiva de la vida cuyo fin o propósito es valorar el estado de bienestar y salud personal para poder profundizar en uno mismo. 

Conocerse a sí mismo implica un profundo análisis de las virtudes y defectos de nuestra personalidad para poder ordenar y depurar nuestros hábitos o costumbres, es así que la mente se reeduca, se trasciende y cambia la perspectiva de la realidad, en fin se libera de sí misma, del ego absurdo y nace entonces un estado de sabiduría.

La sabiduría como ahora la hemos definido nos permite gozar de la vida. Pero para ello necesitas que los demás a tu alrededor estén en armonía contigo, y esta sabiduría te alejará de la crítica y el juicio para centrarte en ver el sufrimiento que se esconde detrás de cada desafortunada actitud, para así poder dar tiempo al tiempo, ser paciente y cuando puedas actuar muestre lo mejor de ti tu felicidad y sabiduría para poder cambiar las cosas, para ser un renovador, un creador y un gran conservador de ese nuevo tiempo que creaste...




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