Ensayo y error para llegar al corazón

Nuestra mente observa la realidad y para poder interpretarla, entenderla y gestionarla, la organiza en una región del cerebro llamada hipocampo. Esta función mental permite genera las emociones, que más tarde la amígdala cerebral absorberá. 

Las emociones son resultado de nuestras acciones y con ellas sabemos si vamos o no por el buen camino. Las emociones sufridas nos dicen que nuestra vida esta en el error; por lo contrario las emociones neutras o positivas nos animan a proseguir el camino. Pero lo más importante es que las emociones son agentes psicobioemotivos capaces de alterar nuestro sistema bioquímico y por lo tanto alterar la función de nuestros órganos vitales.

Sin embargo tanto nuestras emociones como nuestros pensamientos son fruto de nuestra espiritualidad, cuya función proyectada en el tiempo es la personalidad. Y como sabemos, la personalidad está construida por el carácter y el temperamento, pero para simplificar todo esto, lo llamaremos ego.

El ego es nuestro motor vital, cualquier primera acción en la vida es fruto del ego, que está conectado al cerebro reptil o instintivo, es decir guiado por los instintos de supervivencia, por lo que la acción creada desde el ego se centra en el presente, sin verificar la reacción que podrá tener y mucho menos la proyección de dicha reacción en el tiempo, en su repercusión. Recordemos aquí que toda acción tiene una reacción y una repercusión en el tiempo. 

Por esto el error del ego se basa en creer que puede cambiar la realidad universal sin necesidad de la mente, sin el análisis que antes hemos mencionado, y por lo tanto sin la interpretación a través de las emociones. Cuando esto ocurre las emociones pasan directamente al campo psicobioemotivo, porque evidentemente no existe análisis mental, y este no atenúa las emociones a través de la comprensión de lo ocurrido en la vida, por lo tanto cualquier aviso del error se verificará en el campo bioquímico que producirá dolor y enfermedad física para poder reparar dicho error.  

Como vemos mente y ego deberían están unidos en este propósito para generar salud física y mental. Pero la mente al igual que el ego también contiene otro error. La mente cree que puede distorsionar la realidad universal. Es decir que puede realizar una interpretación libre, desde el ego y sin organizarla del todo en la mente, sin seguir la línea de interpretación que esta utiliza y que está basada en la acción, reacción y repercusión. En este error la mente intenta justificar por todos los medios un resultado que le convenga aunque aún no haya ocurrido, estamos hablando en este caso de la repercusión.

Esta suma de errores que hasta ahora analizamos crea en la personalidad un estado de miedo. El miedo es la falta de atrevimiento en la vida y es necesario para volver al esquema original de análisis mental que filtre las emociones para que nos de sabiduría en la acción y así vayamos mentalmente madurando y fortaleciendo nuestro cuerpo físico. Pero el miedo produce otro error.
El error del miedo es que cree que lo que es perfecto puede volverse imperfecto. Este error afecta a la reacción y a la repercusión de la acción vital y por lo tanto la imposibilita, creando alteraciones psíquicas tales como la depresión.

En definitiva el ego y la mente tienden a distorsionar la realidad, hasta tal punto que cuando esto ocurre y es insostenible se produce el estado de miedo que anulará las funciones del propio ego y la mente, y no para acabar creando una depresión; antes de que esto se somatice, existe otro elemento que puede reequilibrar y ajustar de nuevo todo este proceso, llamado alma.

El alma es un contenedor de información, de todo lo que has vivido y las emociones que estos hechos vitales contienen, además se guardan en el alma ya analizadas en este proceso, para que lo entiendas es como una copia de seguridad que hoy dirías que guardas en el ICloud, por lo tanto no le llamarías alma, sino nube. Esta copia de seguridad no se guarda en la memoria ordinaria del hipocampo sino que se encuentra en la glándula endocrina del corazón, el timo, y en el pericardio la bolsa que lo recubre. Por lo tanto contiene la mejor información de ti hasta el momento, entonces se hace evidente que en un momento de saturación vital lo más sensato es escuchar a tu corazón. 

El corazón sigue siendo a nivel psicosomático todo un misterio, pero lo cierto es que nosotros los seres humanos nos relacionamos y vivimos desde el amor, por lo tanto tu corazón sabe más de ti que tu mismo. Comencemos a escuchar a nuestro corazón...  


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