Ni mula ni buey...
En estos días de advenimiento deseo seguir trascendiendo la versión comúnmente aceptada del nacimiento de Jesús. Los textos bíblicos nos dicen como fue su concepción y como previamente fueron avisados María y José de los planes de Dios. Pero no cuentan como fue el periplo del divino embarazo y sólo mencionan como se desarrolló según la versión oficial. Según esto, el parto tuvo lugar en la noche del solsticio de Diciembre, en un establo a las afueras de Belén y como en los días posteriores tres magos de Oriente llegaban para ver a Jesús el recién nacido.
Para poder trascender el conocimiento adquirido desde la antigüedad debemos comprender el contexto histórico de la época en que ocurren los hechos y el de la época en que queda escrita la vida de Jesús. En concreto estos textos serán redefinidos en el primer Concilio de Nicea alrededor del año 325 dc. De donde saldrá lo que conocemos como Nuevo Testamento y que será la base del nuevo movimiento cristiano de la época que dará lugar a la religión cristiana, apostólica, católica y romana. Es decir basada en la figura del Cristo según sus apóstoles, sólo cuatro de ellos, Lucas, Marcos, Mateo y Juan, pero sobretodo escrita por y para los romanos.
En definitiva crean en torno a la figura de Jesús un sincretismo popular con diversidad de cultos anteriores, desde el culto egipcio a la diosas Isis, hasta el antiguo culto del mitraismo. Por lo que la visión de lo ocurrido tendrá siempre ciertos límites, por ejemplo el más destacado, siempre que algo no pueda explicarse será fruto de Dios, de una entidad angelical o de un milagro.
Empecemos pues por el principio y rasguémonos las vestiduras, María era virgen cuando fue concebida por José y no por el Espíritu Santo. Es evidente que dejó de ser virgen después de este momento, además concibió varios hijos después de Jesús. Si la concepción hubiera sido realmente divina, María habría tenido una hembra, en vez de un varón, puesto que la madre transmite el cromosoma XX y el hombre el cromosoma XY, y en ausencia de hombre el cromosoma predominante seria XX.
Sin embargo María y José si estaban predestinados por sus linajes a formar familia, ellos eran descendientes de la casa de David, en concreto de Natán y Salomón, casas herederas de la mismísima corona de Judea. Por lo que Jesús era el ultimo descendiente vivo de este linaje que podía reclamar el trono a Herodes Antipas, Rey de Judea en aquella época por sentencia Romana, debido a sus amistades para con el imperio romano.
Los líder espirituales de la época, mayoritariamente saduceos, zelotes, esenios e incluso el Sanedrin, motivaron y apoyaron desde el principio el enlace de María y José para exigir mediante su descendencia, en este caso Jesús, el trono de Judea, para así liberar al pueblo judio de la dominación romana.
Sin embargo para poder llevar a cabo este plan era necesario inscribir al recién nacido en el templo de Jerusalén y dando conocimiento de ello también al padrón romano. Cuando esto ocurre la familia sigue sufriendo la persecución de la cual se hace mención en la Biblia, pero realmente la persecución comenzó durante el Erusim y el Nisuim. las bodas de María y José. Al contraer matrimonio era obvio que seguirían las leyes de Abraham, "Creced y multiplicaos", es decir formarían una familia con sus descendientes.
Es por esto que cuando el recién nacido Jesús fue inscrito en el templo partieron exiliados hacia Egipto. Lugar donde se encontrarían con los cuatro reyes magos, que fueron los mentores de Jesús durante sus primeros diez años de vida. Ellos lo instruirían en las más elevadas enseñanzas esotéricas de las antiguas civilizaciones, aprendió en ese tiempo un mar de conocimientos que más tarde verificó en lo que se conoce como sus "años perdidos", yo prefiero decir su proceso de iluminación.
Los reyes magos son una alegoría al conocimiento universal cuya representación son las pirámides y la gran esfinge de la meseta de Giza, cuya singular construcción es fruto de conocimientos astrológicos, astronómicos, matemáticos y vitales, precisos y aplicados desde épocas muy remotas.
Las pirámides y la gran esfinge suman cuatro, la representación de estos cuatro reyes magos, que son representantes de muy diversas doctrinas entre ellas hinduistas, budistas, brahmanistas y pitagoricas. Además la estrella que siguieron fue Sirio durante su alineación con el cinturón de la constelación de Orion. Pues las pirámides y la gran esfinge son una representación del cinturón de Orion.
Cabe decir llegado este punto que los reyes magos, sus mentores, se reunieron con Jesús y sus progenitores en Egipto durante la fase de alineación de la estrella Sirio con el cinturón de Orion, y que Jesús no nació durante el solsticio de invierno, sino que nació a finales de julio.
Jesús de Nazaret no nació de familia pobre y en un establo, nació en casa de familiares de José cerca de Jerusalén. José no era carpintero, era un hombre de negocios de clase media alta que comerciaba con lo que su familia había trabajado desde tiempos atrás, la piedra; ellos eran canteros. En aquella época José era una especie de contratista. María también procedía de una familia bien aposentada en la sociedad judía de la época, y sus familiares eran influyentes en la sociedad hebrea, incluso muchos de ellos eran miembros del Sanedrin, como José de Arimatea, tío de Jesús.
Cabe decir que en la vida de Jesús nada es lo que parece, pero tampoco dejó nada a la improvisación, sino que después de su proceso de iluminación, trazó un plan para liberar no sólo a su pueblo sino a toda la humanidad de la mayor de las tiranías, el poder del ego. Mejoró muchas de las enseñanzas recibidas por sus mentores y aquellas que aprendió en sus años perdidos, para trascender la personalidad egoísta y crear un ser humano consciente de su capacidad de amar, donde el poder del amor era su moneda de cambio...
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