Tu actitud determina toda tu vida...
Lo que hacemos en la vida resuena más allá de nosotros mismos, cambiando la realidad por completo a través de nuestras decisiones fruto del balance de todos nuestros pensamientos. En definitiva por nuestra forma de concebir y ver la vida modificamos nuestro entorno, nuestra realidad.
De forma simple podríamos decir que si eres justo y honesto tus decisiones te darán paz, calma y felicidad ante la vida, pero si creas la realidad desde la ofuscación, el sufrimiento y el desorden llegarán también a hacerse realidad, porque lo que somos, lo que pensamos, sigue a todas nuestras acciones por lo que al final la vida es un tema de actitud.
Esta actitud que tomas ante las circunstancias de la vida construye tu mente en este juego de cómo percibes la realidad, esto te predispone para conocer que te interesa de ella y cómo puedes apañártelas para conseguir tus metas. Por lo que la actitud es una función del espíritu que te centra en la búsqueda de lo que para ti es tu punto de felicidad.
Para centrar toda esta información vital la actitud se vale de tus formas de pensamiento y los órganos cerebrales que las impulsan, del sistema endocrino que transmite dicha información neuronal y de los órganos vitales a los cuales esta información o energía les llega para impulsar un tipo de personalidad basado en justamente aquello que necesitas experimentar en tu presente, en tu realidad.
Por lo que la actitud ante la vida moldea y construye tu personalidad desde los tres aspectos de tu ser que se presuponen más importantes o de carácter más resolutivo, a saber: Tu Cuerpo, Tu Campo Psicosomático y tú Espíritu.
En el Espíritu reside la información que impulsa tu vida, que le da sentido y que te centra en la búsqueda de lo que para ti es la felicidad, esta información siempre está valorando y actuando en el único tiempo en que se puede dar forma a la acción, el presente o el ahora. Estamos hablando del campo más espiritual que conocemos de información a cerca de nosotros mismos el ADN.
En el Campo Psicosomático se concentran las formas de pensamiento las emociones con las que hemos ido creando nuestras vidas y que en principio son conocimientos adquiridos en el entorno de la familia y la organización social del lugar donde vivimos, para más tarde moldear nuestro carácter, adulterarlo, y volvernos así adultos.
La etapa adulta nos permite valorar si esos conocimientos que son externos a nosotros y nos han transmitido desde pequeños nos reportan cantidad de felicidad o sufrimiento, y en función del peso de esta balanza comenzamos a cambiar nuestros valores ante la vida, por lo tanto las formas de nuestro pensamiento cambian y nos volvemos maduros, pasando de la etapa adulta a la madurez.
Cuando se llega a la madurez la nueva información del campo psicosomático se adentra en el nivel celular y bioquímico para restaurar aquello que este corrompido en nuestro nivel físico debido a esa cantidad de sufrimiento que acumulamos por las circunstancias de la vida.
Esto suele crear un concepto de enfermedad, pero no tal como hasta ahora la conocemos sino desde su verdadero significado que proviene del latín poner en firme, (en- ferme -dad). Por lo que el principio de muchas de las enfermedades que manifestamos es crear un estado de alerta en nuestros órganos vitales para que el sistema inmunológico y el endocrino comiencen a sobre activarse y empiecen a generar células nuevas que absorban y eliminen las que por el paso del tiempo se han vuelto tóxicas, nocivas, por lo tanto llenas de toxinas y que comúnmente conocemos como acidificadas, no alcalinas.
Así el cuerpo físico restablece el orden por las comprensiones y la madurez de la vida donde desde la honestidad nos permitimos de forma más libre experimentar lo que deseamos en nuestras vidas y además comprendemos que el resto también necesita y desea lo mismo que nosotros por lo que nos alejamos del juicio, la crítica y la diferenciación egoísta, para acercarnos a una empatía natural fruto del conocimiento interior o del descubrimiento del alma que nos humaniza y nos motiva a tomar actitudes más cordiales, actitudes que salen del corazón...
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