El propósito del conocimiento...

Crear la realidad de cada una de nuestras vidas depende de factores tales como el carácter, la personalidad y el temperamento. Estos aspectos son la proyección externa de nuestros pensamientos y de nuestras emociones, que aunque no podamos concretar donde se encuentran, pues son de carácter inmaterial, forman parte de nosotros o mejor dicho es lo que realmente somos.

Nuestro cuerpo físico nos permite concentrar dichos campos de información tales como el cuerpo mental y el cuerpo emocional, desarrollando en nosotros una consciencia diferenciada en la realidad. Esta consciencia ha sido conocida desde la antigüedad y se ha llamado culturalmente alma o espíritu. Por lo tanto la espiritualidad es sólo la proyección de la personalidad en el tiempo.

La personalidad pasa por diferentes etapas en la vida, de las más marcadas son la adolescencia y la etapa adulta donde el ser humano valora las causas existenciales de su vida, intentando organizar y dar sentido a su vida revisando aspectos prioritarios que devienen de estos campos mentales y emocionales; y de como estos desarrollan la personalidad vital. 

Dichos aspectos valoran el lugar y el espacio donde uno nació, revisando el patrón familiar o la consanguinidad, que crea en nuestras vidas la repetición de patrones nocivos que se desarrollan en las familias, y cuya absorción se transmite como información genética en el ADN. El ADN interviene en gran medida en la salud del cuerpo físico. Y un cuerpo físico saludable nos permite conseguir el propósito de nuestras vidas.

Por lo que todas estas informaciones nos empujan a tomar decisiones en la vida para obtener resultados de mayor felicidad y equilibrio, en definitiva la búsqueda de un estado de paz y tranquilidad. Lo contrario genera sufrimiento, stress mental y emocional, produce el dolor y origina la enfermedad física. 

Aunque para llegar a este extremo la vida tiene un mecanismo de acción psicosomática donde produce un proceso de enfermedad, "de poner en firme". Es decir de ordenar o transformar la personalidad para crear ese estado de paz interior, basado en la quietud de la mente y la calma de las emociones. 

Actuar en este proceso para promover la mejoría de todos estos patrones de conducta es el propósito de todo el conocimiento filosófico o místico que pretende escrudiñar en los vértices del alma o espíritu para encontrar la causa del error que la personalidad y sus formas de pensamiento han creado, así tomando comprensión del origen de la causa del sufrimiento o error es que se puede transformar la vida, se repara el bienestar mental y por lo tanto el del cuerpo físico. 

Lo contrario hace que no sólo se frene la vida, sino que modifica el carácter creando un desánimo personal. Des-ánimo, sin amino o anima, que significa alma; al desconectarse del alma el cuerpo de energía vital o Chi deja de nutrirse y esta suma de factores crea un resultado nocivo para el cuerpo que comenzará a somatizar el dolor y la enfermedad física...




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