Lo que ocurre cuando comprendes la vida...

Nuestro cuerpo físico es sólo un recurso al servicio del aprendizaje de la mente. La mente es el órgano principal en el cual se basa toda la existencia humana, ella busca siempre conocer sus límites, desea saber hasta dónde puede llegar y por eso experimenta sobre sí misma en el plano de la realidad, o la también llamada tercera dimensión. Einstein solía decir que la acción sigue al pensamiento.

Dichas experiencias creadas desde la mente modulan nuestros pensamientos y provocan los diferentes cambios de la personalidad que se necesitan para adaptarnos a todas las circunstancias que suceden en torno al tiempo en que nos vemos envueltos en nuestros diferentes momentos vitales. Provocando este hecho la evolución de la mente hacia su plano superior, la consciencia. 

La consciencia es la capacidad de ordenar la vida, de ser resolutivo y de poder llevar al equilibrio todo lo que te sucede y que puede provocarte cualquier tipo de conflicto, sufrimiento o incluso el desarrollo de alguna enfermedad. Por lo tanto la consciencia se basa en la percepción de la realidad y su comprensión. 

Para percibir la realidad uno debe volverse neutro, debe no sentirse implicado emocionalmente, debe ser tan objetivo como si estuviese viviendo en tercera persona, creando una cierta distancia entre uno mismo y su realidad. Esto provoca la calma de las emociones, pues las emociones generan siempre las primeras formas del pensamiento que son de carácter extremista, producen cambios drásticos en la vida, y si se tienen en cuenta provocan decisiones emotivas, tomadas siempre a la ligera y a la larga acaban creando mayor insatisfacción.

La consecuencia lógica de este proceso de quietud emotiva es la base de la comprensión. La comprensión es la capacidad de ver y entender el error que has causado en tu vida, el sufrimiento personal que te ha producido y el que este puede provocar a los demás. Como decía Buda la vida está basada en el sufrimiento por el apego material del hombre, yo diría más bien que no por el apego material, sino por la sintonización del ego o personalidad con nuestro cuerpo y la materia.

Cuando el ego o personalidad se identifican con la materia el cuerpo físico de carácter atractivo absorbe toda manifestación psicosomática de nuestra vida produciendo un balance entre lo placentero y lo sufrido, manifestando cualquier síntoma en él. 

Pero por la contra si la acción sigue a la mente, la mente organiza la realidad y la capacidad de ver la vida en tercera persona anula el ego y la identificación corporal, con lo que la personalidad se identifica en este caso con la consciencia a través de la comprensión del sufrimiento de la vida.

Este hecho modifica la bioquímica del cuerpo y su cronobiología puesto que el tiempo es la medida que tiene Dios para saber cuán productiva es tu vida. Recuerda que tenemos un tiempo de vida cronológico, un tiempo biológico y un tiempo o edad psicológica. El tiempo biológico se desgasta con el sufrimiento y esto acelera el proceso de envejecimiento. La comprensión de la vida como proyección tangible de la consciencia frena el proceso de corrosión corporal y mantiene el sistema vital en equilibrio, aportando salud y vitalidad. 

El secreto del gozo de vivir está en comprender y tener paciencia con todos aquellos que te rodean; como tú ellos también sufren, o han sufrido y por eso necesitan tiempo para cambiar, además siempre necesitamos ayuda, a veces somos creadores de realidades para los demás y otras veces simplemente estamos guiados por aquellos que nos ayudan desde su comprensión y paciencia a crear nuestras vidas. 

Toda vida está relacionada por un sin fin de hilos invisibles tejidos desde el corazón de cada uno de nosotros con el corazón de aquellos con los cuales compartimos nuestras vidas, por estos finos hilos pasa toda la información de lo vivido en común, tú sueles llamar a esto emociones, pero es algo más que emociones. Cada hebra contiene información de cada persona con la que has compartido algo de tu tiempo, toda esta información externa y creada desde el ego de estas personas va a parar a tu campo de energía vital o aura, y puede llegar a imprimirse hasta en tu ADN, creando memoria celular y karma genético.

Y sin embargo aunque no son tus propios pensamientos o emociones, se convierten en tuyos por ese vínculo que has compartido en la vida con dichas personas, así que tienes infinidad de partes elementales de los demás dentro de ti, y al final las haces tuyas porque tú eres simplemente una proyección de tu realidad que se adapta a la misma, que puede moldearla, organizarla o modificarla en función de tu consciencia, en definitiva de la comprensión y el amor que hacía todo tengas.

Esto hace que cuando tu mejoras, tu entorno mejora y se crea por este tipo de lazos energéticos una red de consciencia o masa crítica que desea mantener el equilibrio y lo que es correcto para establecer siempre un mínimo de armonía. Por lo tanto lo que tú haces no sólo te afecta a ti sino también a los demás por eso debes ser responsable y honesto en tu vida porque lo que haces nos afecta a todos. Tu felicidad será la nuestra y tu sufrimiento también. Esto hace que nos entendamos más allá del ego y la mente, y así nos entendemos desde el corazón... 


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