Cómo llegar a la libertad de acción...

Aunque no lo parezca nacemos de forma condicionada, diríamos de forma determinista y no aleatoria, pues existen ciertos patrones que predisponen el inicio de todas nuestras vidas. 

Nuestras primeros pasos en la vida dese nuestro nacimiento están basados en aspectos tales como el lugar y el tiempo donde nacemos, la familia en la cual lo hacemos y sobretodo nuestros progenitores, que se implican en nuestro ADN transmitiendo la información genética y psicosomática que creará nuestro ego o carácter. Además de darnos una genética capaz de regenerar o enfermar nuestro cuerpo físico en función de cómo recibimos las emociones en torno a lo experimentado en la vida. También se codifica en nosotros la capacidad para ganarnos la vida, o mejor dicho deberíamos decir para lograr hacer realidad nuestros sueños en la vida.

Por lo tanto, existe un tiempo en el ser humano relativamente largo, hasta su madurez, donde debe experimentar todas estas facetas de su ser para tomar consciencia de sí mismo, de aquello que debe descartar y de aquello que anhela y debe conseguir para producir su estado más completo, la felicidad.

Sin embargo todas estas informaciones codificadas afectan en principio al desarrollo mental, y condiciona todas nuestras acciones; los hemisferios cerebrales, emotivo y racional, lo debaten todo, y depende de la cantidad de experiencias que se han tenido en la vida estos nos permiten trascender los patrones adquiridos al nacer, por patrones creados de forma consciente, pues los otros son parte del subconsciente, de lo que nos predispone y condiciona para actuar.

En este tiempo el ser humano transita por lo que en el hinduismo y budismo se conoce como el karma o la rueda del Kalachacra. Tu vida no te pertenece, tú le perteneces a la vida y todo lo que haces es para sobrevivir pues no tienes el control de tus actos. Eres reactivo, reaccionas después de que ocurran las circunstancias y no antes. 

Cuando se actúa antes de que las cosas ocurran, tú las condiciones, dominas la situación y creas los resultados, es un pensamiento de tipo intuitivo. Por lo contrario cuando reaccionas después de que estas ocurran tu pensamiento es instintivo y entre uno y otro existe como podrás observar todo un abismo.

Es algo evidente decir que tu nivel de consciencia de la realidad te permitirá crear la vida con mayor orden y por lo tanto empezar a experimentar de forma libre. Pero para pensar de forma libre, para tener un pensamiento intuitivo o lateral que se salga de lo establecido, del dogma, o del conocimiento adquirido de forma externa, por lo que hasta ahora has vivido o experimentado, necesitas hacer algo diferente, y para ello debes pensar diferente y actuar de forma diferente.

Imagina que gente con grandes conocimientos se sientan para hablar o discutir entorno a un tema que les preocupa y donde se deben tomar soluciones. Cuando esto ocurre, los sentimientos y los pensamientos de todos en torno al hecho desencadenante son todos similares, por lo que generarán un resultado que a todos les parecerá más o menos sensato y predispondrá las siguientes acciones para llevar al equilibrio el conflicto original. 

Sin embargo, como decía Einstein, la mente que a creado el resultado erróneo no puede crear el resultado correcto. Siguiendo el ejemplo, aunque todos estaríamos de acuerdo con dicha resolución del conflicto, este tipo de pensamiento del cual hoy hablamos nos diría que debemos disertar, no estar de acuerdo y buscar una solución más revolutiva. 

¿Porqué? Pues porque nuestras formas de pensamiento se dedican a buscar el equilibrio entre causa y efecto, entre lo racional y emotivo, entre sentimiento y pensamiento, es decir buscan siempre el equilibrio de la balanza. Este hecho es correcto y permite entrar en un estado de calma y de paz interior, en el caso del ejemplo permite reparar el agravio.

¿Pero nos asegura esta solución consensuada y grupal que el motivo del conflicto no volverá a producirse? Para ello se necesita un pensamiento diferente. Algo así como un libre pensamiento que no esté condicionado por esos patrones originales que llevamos codificados en nuestro interior, en nuestro ADN o espíritu y que condicionan todo lo que hacemos.

Existen dos ejemplos obvios de este tipo de pensamiento en la historia de la humanidad, sólo tenemos que recordar las vidas de Buda o de Jesús para darnos cuenta de que ellos se convirtieron en libres pensadores, en desertores de la moral y el dogma para crear no sólo ese pensamiento de libre acción sino que además con ello lograron crear tipos de vida alternativos diferentes, puros y libres porque expresaban por completo todo lo que eran, lo que sentían y pensaban; y no sólo lo expresaban, o lo hacían, sino que además lo compartían y explicaban cómo llegar a conseguir ese estado de la consciencia llamado, el nirvana por Buda y el amor fraterno por Jesús.

Para llegar a disertar en tu vida debes evitar que te afecte todo ese conocimiento adquirido durante toda tu experiencia o karma, toda presión circunstancial, todo recuerdo o memoria que condicione tus actos, debes sentir que no hay nada en tu mochila, no debes sentir, culpa, responsabilidad o remordimiento, pues estos aspectos son la expresión interior de todo condicionante subconsciente imprimido en tu ser sólo por el hecho de estar vivo y por el atrevimiento a vivir.

Todo lo que eres se lo debes al error, a haberte equivocado tantas veces en la vida que has creado una memoria o recuerdo de lo que ya no deseas, si es así, que lo es, debes no sentir su presión, no hacer que esto te encarcele sino verlo como la virtud del conocimiento adquirido, que no es otra cosa que darte alas, darte la libertad de acción y para ello debes sentir que tu pensamiento es tan libre que sólo vive por lo que siente y lo que sentimos fluye del corazón, y el corazón no se equivoca.

Para él todo es válido y de todo aprende, sabe aceptar y comprender, saber cambiar y lo más importante sabe dónde está tu medida de paz y tú felicidad y es lo que te guía, lo que te conduce en la vida. Pero para llegar al corazón debes ser libre, pensar libre, sentir libre, y si así lo haces te sentirás tan agradecido que ya no pensarás para ti, si no que pensarás en como compartir tu estado de plenitud con los demás. Serás libre pero estarás más unido y serás más útil hacia toda tu creación, hacia toda tu vida, hacia aquellos con los que la compartes.

Recuerda, sobretodo vive y deja vivir...



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