La Sencillez, el susurro del alma...

Vivir implica caerse y levantarse, superar ciertas adversidades, a veces complicarse la vida y otras veces intentar pasar desapercibido, y así crecemos, maduramos. Sólo al vivir y con el paso del tiempo nos damos cuenta que hay algo que trasciende todo dolor, sufrimiento e incomprensión, y eso es la sencillez. 

La sencillez es fruto del acopio de grandes emociones que nos han enseñado a saber lo que queremos o no acerca de la vida, dichas emociones son fruto de nuestras experiencias y nos enseñan más que mil libros, además nos predisponen en el camino de la sencillez.

La sencillez es una actitud a la cual se llega por haber vivido durante demasiado tiempo en el error o la desidia. cuando todo se hace difícil uno busca sin saberlo el calor de la sencillez.

Sin embargo para ser simple y sencillo en cada acción de la vida se ha de sopesar la repercusión de todo lo que hacemos o decimos. La vida se sostiene por un ciclo vital y de carácter universal cuyos vértices son la Creación, la Conservación y la Renovación. Estos a su vez están dirigidos por el proceso de proyección de la espiritualidad del ser humano a través de su personalidad en el tiempo y este proceso tiene también otros tres vértices Acción, Reacción y Repercusión que preceden a dicho ciclo vital. 

Es por esto que nuestra mente proyecta el tiempo que tu conoces como lineal, pasado, presente y futuro en estos tres últimos vértices, Acción, Reacción y Repercusión. Para cuadrar esto un poco el karma nos sugiere que nuestra acción viene precedida de lo que hemos hecho en el pasado, la causa o principio de acción. Lo que tú vives en el presente es la reacción de dicho pasado o el efecto, y en el futuro tendrás la repercusión, o el tiempo que vas a mantener o que va a durar dicha experiencia. 

Además esto condicionará tu mente pues toda acción se valora desde el hemisferio racional, su reacción desde el hemisferio emotivo y la repercusión desde el lóbulo frontal, en un sólo tiempo el presente o el ahora. Único momento que vives en la presencia de ser.

Cuando no tienes experiencias, cuando aún no has vivido intensamente el tiempo se dilata, todo ocurre más lento y esto es para crear la capacidad racional de dirigirte en la vida, la capacidad emotiva de valorar el sufrimiento o la felicidad del camino elegido y necesitas de tiempo en dicho camino o experiencia para sacar tus propias conclusiones, para construir una mente creativa cada vez más organizada, más acertada, sin error, despertando así la intuición o la función elevada del lóbulo frontal.

La intuición es la suma de lo racional y lo emotivo valorado desde la sabiduría, por lo que con el paso del tiempo uno siempre es más intuitivo. la intuición es un sentido de percepción extrasensorial que se amplifica y se tiene fruto del pasado emotivo, de todo lo vivido, sentido y experimentado.

Gracias al atrevimiento de vivir la intuición despierta y nos predispone en la toma de decisiones ante cada acción de forma lúcida, consciente para que al decidir lo hagamos de la forma más simple y sencilla, entonces cuando esto ocurre todo va como la seda, todo fluye y ocurre de manera natural, sin forzar, sin esfuerzo, sufrimiento o sacrificio.

Es en este momento cuando vives desde la sencillez, y cuando esto ocurre el triángulo creativo, crear, conservar y renovar que es externo a ti, de carácter universal, y manipula u organiza tu mente, se cambia por un triángulo totalmente interno, que podríamos decir que se basa en sentir, experimentar y vivir, este es de carácter individual, emotivo y tiene la frecuencia del corazón y no de la razón, o la mente.

Por lo tanto en este momento toda acción, reacción y repercusión es fruto de la sabiduría, del recto caminar, de lo aprendido en la vida y entonces ya no se necesita actuar, no necesitas nada reactivo que te obligue a posicionarte, a avanzar y evolucionar, a cuestionarte el plan divino para ti. Y mucho menos te afecta la repercusión, que sólo atrae los miedos y las dudas a tu mente, aquellos que te ciegan y no te liberan.

Cuando sientes, la mente no puede condicionar lo que estás sintiendo, eso simplemente lo vives, lo experimentas y para ti es totalmente cierto. Cuando experimentas a través de ese juego de emociones todo lo que vives te hace mejor, pues uno busca la quietud emotiva, el equilibrio con la vida y su disfrute para que la última emoción sea la felicidad y su proyección externa la alegría de vivir.
Por lo que sentir y experimentar te permiten vivir, pero vivir de forma libre, simple, sencilla, fuera de cualquier condicionante o dogma establecido que acabará encasillado siempre tu porvenir.

Recuerda se simple y sencillo, siente, experimenta y solamente vive, disfruta de ello, busca la felicidad en todo lo que hagas y hazlo todo con tal sencillez que parezca que no hoyaste la hierba al pisar, que no pasó nada, que no interviniste, y sin embargo así desde la simpleza de ser y la sencillez todo cambia, como gota que horada la piedra...


Comentarios

Entradas populares de este blog

La llamada del destino…

Cuando viajas no cambias de lugar cambias el tiempo…

Valora lo que tienes…