Un alma para toda la vida...

Dicen que tenemos un alma inmortal que vive gracias al amor que juntos compartimos, inalterable al tiempo e inmune a la muerte. Dicen que muchas de estas almas están ligadas por una llamada ancestral que perdura más allá de todos los tiempos, y dicen que cuando encarnamos lo hacemos reencontrándonos con dichas almas para seguir compartiendo ese amor que crea vínculos los cuales resuenan en los más remotos vértices del tiempo.

Dicen que algunas almas también se encuentran para llevar a ese estado de amor, de equilibrio, todo aquello que en otros tiempos les alejaba, y dicen que nada es eterno y para siempre excepto nuestra alma que nos mantiene despiertos, inquietos y excitados, (así como los hombres de las cavernas se sentían delante del fuego primigenio), ante la búsqueda de este amor que debemos compartir y expresar.

Pero de que se compone nuestra alma, de que esta forjada, de lo divino? de lo humano? Dicen que Dios tocó al hombre y lo dotó de consciencia, de la capacidad de modificar a placer el entorno, lo que conocemos como libre albedrío, también le dió la curiosidad, el asombro y el resto de emociones que todos hemos expresado alguna vez y también le dotó del pensamiento analítico para poder dilucidar el porque de dichas emociones, para corregir y ordenar nuestras vidas.

Dios nos otorgó la inteligencia, que no es más que la consciencia activa que corrige, organiza y ordena la vida y para sentir el peso de la balanza entre lo sufrido y lo feliz nos acarició el corazón y nos regaló esa medida de paz que sentimos cuando sabemos que las cosas van bien, cuando nos sentimos felices y por lo tanto cuando estamos en ese estado universal que es el amor.

El alma está llena de ese amor que juntos compartimos, es decir de toda la información que a lo largo de nuestras vidas compartimos con el resto de los seres humanos con los cuales nos hemos relacionado para promover nuestras encarnaciones.

El alma es de carácter individual, personal e intransferible pero almacena gran cantidad de información externa, algo así como un setenta por ciento de su capacidad, dicha información está alojada en los lóbulos temporales de los hemisferios cerebrales que están íntimamente asociados a la amígdala cerebral que es la que absorbe los resultados emotivos de cada una de nuestras  relaciones con la vida. 

La amígdala cerebral contiene dichos resultados que con el paso del tiempo en ciclos de siete a doce años se imprimen en el ADN, también conocido como cromosoma o cuerpo de luz, para crear una memoria no sólo mental o emotiva sino también una memoria celular que contiene el impacto de lo vivido. 

Así podemos decir que todo lo vivido en amor, o armonía, genera células vitales, células madre que tienden a regenerar el organismo o que ayudan a luchar contra cualquier enfermedad si esta se produjera o se desarrollara. Por la contra las formas de vida fuera de esta energía de amor tienden a degenerar las células vitales y por lo tanto producen un patrón de enfermedad o colapso del sistema cuerpo-mente-espiritu. 

Todo este sistema está regido por una ley universal conocida como ensayo y error. El ADN o cromosoma sólo puede contener luz. Esta luz o información que contiene es una cadena de datos basada en un aspecto externo de la organización universal de la vida, un patrón cíclico que se repite de forma constante en nuestro día a día y que podemos definir cómo Crear-Conservar-Renovar. 

Cada vez que creamos una experiencia nueva una hebra de ADN se crea para llenarse de dicha información que contiene el principio mental de la experiencia, o del momento de Crear. Albergará además la información de lo ocurrido en este proceso creativo, es decir lo vivido durante la fase de Conservar, y por último y en la fase de Renovar el alma imprime en el ADN un resultado que es fruto de las consecuencias de todo lo ocurrido, es decir ata todos los cabos para obtener un resultado futuro, esto es debido al análisis de los hemisferios cerebrales y su desarrollo en el tiempo desde el lóbulo frontal o la intuición, en definitiva desde la glándula pineal. Por esto es que Einstein solía decir que Dios no juega a los dados.

Y así se produce el Karma que tan sobrevalorado se encuentra en estos tiempos. El karma no es nada más que el momento de corregir los errores que creaste en el pasado, lo que dejaste desatendido, como tú alma contiene todo lo vivido sabe todo de ti y cuando se analiza con tu ADN sabe lo que necesitas para vivir por eso primero tu cuerpo te precede y se adelanta bioquímicamente al momento o acontecimiento futuro que vas a vivir para que puedas disfrutar de tu experiencia en la vida, la que elegiste, ya sea mejor o peor, pero el cuerpo se prepara antes para recibir el impacto de esas nuevas emociones, de esos nuevos datos que vas alojar en tu alma. 

El cuerpo físico se asocia con el alma para tratar de enmendar cualquier fallo en la vida de tal forma que en principio cumple la función de revitalizarlo o promoverlo de salud para seguir tomando experiencias que nos conduzcan al amor, a la felicidad.

Pero también en este proceso se da el caso contrario, el de enfermar el cuerpo físico. Esto ocurre con el paso del tiempo. Cuando no se tienen comprensiones acerca de porque nos han ocurrido ciertas cosas en la vida, en definitiva sino reflexionamos y buscamos la causa de nuestro sufrimiento, este se nos borra de la mente pero no del alma y como te decía cada siete o doce años se imprime lo que para nosotros ya había caído en el olvido, en nuestro ADN. De tal manera que como la información no contiene luz el ADN no se regenera, se rompen las hebras que se crearon para contener la información de esas experiencias y es cuando comienza la degeneración celular y la llegada de la enfermedad.

En definitiva todo nuestro sistema corporal y anímico nos precede, está en un estado de alerta o predisposición. Cuando la mente o la consciencia de la acción da la orden de crear algo nuevo en la vida todo tu cuerpo se revitaliza. Esto te permite poder llevarlo a cabo, sentirlo y vivirlo, también te da tiempo para conservarlo o renovarlo según esa medida de paz que tienes como te decía en el centro de tu pecho, en tu corazón, o mejor dicho en tu glándula timo.

Esa medida de paz es el equilibrio entre lo que sientes y piensas, con todo lo que te rodea, te indica que es lo correcto y que no. Además te permite relacionarte en amor, te permite recordar de forma intuitiva esos vínculos entre almas que van más allá de todo tiempo. Porque para crear tu vida necesitas de muchos a tu alrededor que te hagan ver quién realmente eres, que es lo que verdaderamente quieres o esperaras de la vida y como vas a devolverle a la vida el regalo que se te ha dado de hacerte consciente de ti y único.

Porque cuando llegas a comprender que esta sabiduría universal está hecha para que crezca en ti el amor, para qué dirijas tu vida y seas feliz, es cuando te darás cuenta que deseas compartir este amor interior, que es la esencia de toda alma inmortal y entonces desearas saber para qué le eres útil a la vida, como poder compartir lo mejor de ti.

Así que recuerda que tu alma vive gracias a todas aquellas otras almas que vinculadas a ti desde más allá de los tiempos forman parte de tus experiencias, las promueven, son necesarias y te hacen consciente de ti mismo. 

Y cuando hayas abierto los ojos y veas el mundo con paz en tu corazón entonces haz que los demás lo disfruten tanto como tú, da lo mejor de ti sin esperar nada a cambio, porque ya nada necesitas, dejaras libres a aquellas almas que fueron necesarias para ti, y ellas podrán seguir un poco más libres sus caminos, por todo esto recuerda de nuevo que todo tiene quien todo da...



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