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Mostrando entradas de octubre, 2014

La constante universal...

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Todo lo que hay en el universo se regenera, cambia simplemente de estado o se transforma, pero no muere o desaparece sin más. De todo lo creado o manifestado queda constancia, es decir existe un flujo constante de información, la constante universal de este flujo de energía es conocida de forma común como Dios. Es como estar dentro del mar, Dios es el mar y nosotros diferentes peces cada uno, así nuestras vidas formarían la creación universal del mar, sin cada una de las cuales el mar no tendría sentido por si solo. La unión de estos aspectos contenido y continente, forma dicha constante universal, que genera equilibrio, armonía y energía creativa o lo que todos llamamos amor. El continente o espacio es sólo el medio donde creas tu realidad; el alma es lo que le da sentido y lo llena de información, de experiencias y de sabiduría. El alma representa lo activo, lo que está lleno de vida, el resto es sólo un recurso para crear la actividad.  La vida es el recurso de aprendizaje donde la

Un sayo color azafrán...

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El ser humano es algo más que un cuerpo físico, es todo aquello que recuerda, toda su información, está forjado de todo lo vivido, de todo lo sentido, de todo lo que ha podido crear; y todo esto es inalterable pues es un recuerdo vital, una memoria transcendental o una consciencia verdaderamente imperecedera. Por lo tanto no puedes ser indiferente ante la vida. La indiferencia no es una cualidad humana, el ser humano logra su mejor expresión desde la capacidad de creación, que se produce desde la fuerza de su corazón y su más o menos margen de libre albedrío. Sin la indiferencia que germina y brota en la ignorancia, la capacidad de actuación del ser humano crece para dirigir su vida, y dicha capacidad interior, opuesta a la indiferencia, se muestra en la compasión. La compasión crece en el ser humano desde la empatía, desde el sufrimiento que hace valorar lo que realmente es importante en la vida. La compasión contiene la sabiduría, la gracia divina que crea un vinculo de unión hacia t

El aprendiz de creador...

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Algunos te dirán que eres un hijo de Dios, sin embargo tú te sientes totalmente desarraigado de ese Dios que no conoces y que te queda muy grande y muy lejos; y le rehuyes por la parafernalia impuesta entorno a él. Y te entiendo, lo elevado o divino es en lo humano inalcanzable si no conoces el juego de la vida.  Y en este juego donde se avanza por los resultados de tus creaciones resulta que tienes algo así como una ficha que te posiciona en el tablero de la vida, llamémosle alma. El alma es algo que te es difícil de conocer, de reconocer y de comprender, pero que te instituye, que te hace levantar cada vez que caes y que siempre busca una salida esperanzadora en la frustración desde el don más preciado de ella, la ilusión.  Para darte cuenta que eres un aprendiz de creador debes ser consciente de que vives una ilusión creada por tus diferentes sentidos, por las percepciones de los mismos y que está llena de las alteraciones que se originan con tus actos. La ilusión de tu vid

Mejor vivir sin miedo...

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El ser humano es un espíritu libre, y por ello está lleno de motivaciones y deseos, es algo así como una reacción inestable, que necesita del cambio constante para existir y así llegar a un estado de neutralidad con aquello de lo cual forma parte. Dicha constante de cambio busca siempre ordenar la realidad más allá del momento presente.   La realidad esta basada, creada y posteriormente manipulada por cada uno de nosotros en base a lo que sabemos de nosotros mismos hasta el momento, sin distinguir lo bueno de lo malo, pues todo es necesario para que expresar lo mejor de cada uno.  Pero ser consciente de uno mismo está determinado por lo vivido desde la imperfección, por como la personalidad puede hacer frente a dicha imperfección y tornarla perfecta en el tiempo. Pero hacer perfecto lo imperfecto depende de un equilibrio de frecuencias resonantes, que actúan en el cuerpo físico, la mente y el espíritu. Dichas frecuencias son: Las frecuencias del corazón, que se miden por el deseo y osc

Vaciar la copa...

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Vivimos la vida desde la imperfección, en vez de centrarnos en ser la causa que armoniza nuestra vida, dejamos que el efecto, fruto del pasado y sus circunstancias nos guíe, y a esto lo llamamos karma. Como consecuencia de dicha imperfección la vida nos ha parecido un castigo, una expiación ó un simple trámite para una vida más digna y perfecta en el cielo. Sin duda creer que desde la aflicción se llega a la plenitud es cosa de necios, es como creer que en medio de la tempestad uno puede encontrar el camino y recorrerlo con calma. A la plenitud se llega estando pleno. Pero hemos de ser realistas, como dice un antiguo proverbio chino: "Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de té, es necesario primero tirar el té, y entonces podrás servir y beber el vino." Para trascender la imperfección y llegar a la plenitud debemos conocer cuáles son los códigos limitantes que forjan nuestra personalidad. Saber como está de llena nuestra copa. Los código

Barruntar el tambor...

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Un hombre sabio, puede llegar a ser un hombre medicina. Pero un hombre sin voluntad, ni poder interior, no puede llegar a ser un sabio.  El hombre sabio no es aquel que conoce más de los demás o de como funciona este mundo, es aquel que llega a conocerse a si mismo mejor que a nadie. Sabio es el que conociendo su interior reconoce en si mismo sus debilidades y sus virtudes, y se digna a anteponerse a la adversidad en cada una de sus obras.  Un sabio es un primigenio guerrero que no lucha contra nadie más que contra si mismo, que lucha contra su ego, contra su orgullo. El guerrero que se convierte en sabio se derrota a si mismo, muere su animalidad para renacer como hombre y su espíritu le hará libre, se representa ante él y será para siempre quien guíe sus actos a través de su alma. Si lo logra puede albergar en su interior su medida de paz. Desde la paz, se reconcilia con su mundo interno y externo, comprende el gran ciclo de la vida y decide compartirla plenamente con sus semejantes

Ese sencillo vaivén...

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Vivir debería significar algo así como saborear cada instante, cada momento; deberíamos ser capaces de sentarnos en la silla de parar las prisas y observarnos desde el exterior, vernos fuera de nuestra representación teatral y protagonista para poder tomar decisiones más sensatas, más honestas y equilibradas que nos permitan liberarnos del camino del ensayo y el error, de caer siempre en la misma piedra y que nos llevaran a hacer del vivir algo de carácter placentero, lúdico y realmente gozoso; deberíamos desear que el día nunca acabará, o desear que volviera cuanto antes a amanecer para volver a tomar las riendas de nuestras vidas, en esencia ser eternamente jóvenes. La personalidad forjada por las circunstancias de la vida tiende a envejecer, a perder las ganas de vivir y se deja seducir por el óbice y la desidia de los días. Pero el alma, el espíritu que insufla tu vida, el generador de tu impulso vital es eternamente joven. El tiempo es una realidad mental que permite sostener