Dios no juega a los dados...

Decidir cada paso que das en la vida, requiere de un profundo pensamiento fruto de la proyección de todos los resultados posibles ante un evento del destino que pretendes crear o que ha de llegar a tu vida. Sin duda alguna para tratar este tema necesitamos hablar de la mecánica cuántica que nos permite obtener no sólo los resultados de dicha proyección sino que además podemos verificar todo el proceso o tiempo que transcurre mientras este dura.

Según Einstein la observación, la relación con el propio entorno y el punto de enfoque son determinantes para que las cosas ocurran del modo que ocurren, unas veces mejor y otras veces peor en cuanto a nuestras expectativas creadas al respecto. Pero lo más importante a destacar es que todas las posibilidades, fruto de la proyección mental, utilizando el tiempo hacia el futuro, son creadas en el mismo instante y por lo tanto emitidas desde nuestra mente como un flujo de pensamientos, tipo onda, que son reales al cien por cien en dicho instante. 

Es decir al proyectar todos los finales posibles ante una determinada situación o experiencia de la vida, todos ellos habrán ocurrido de verdad en diferentes planos de nuestra proyección mental. Pero sólo uno de los finales posibles tendrá lugar materializándose, creándose físicamente en el espacio y tiempo finito que vivimos día tras día, cambiando de onda a particular o mejor dicho sumándose como una onda-partícula. Por lo que, ¿quién o qué decide el resultado?   

El resultado es fruto de un algoritmo de carácter espiritual que valora diferentes condicionantes de la personalidad en torno a la experiencia que se ha de vivir. Cabe decir que el ego siempre desearía el mejor resultado, pero el resultado que ocurre no siempre es el deseado de forma egoísta, sino que siempre es el que tiene un mayor propósito de evolución espiritual o de la consciencia.

Podemos decir que uno de los primeros y posibles resultados de la experiencia estará valorado por los instintos de supervivencia, por el cerebro reptil.

Otro posible y segundo resultado estará condicionado por el ego, que se basa únicamente en la acción de la personalidad creada por un sin fin de emociones sufridas o placenteras según las experiencias de la vida.

El tercer resultado es fruto de un rudimentario análisis mental entre los hemisferios del cerebro y sus lóbulos temporales que se centra en el hemisferio derecho de carácter emotivo y creativo, creando un resultado desde la libertad de acción, desde el libre albedrío.

El cuarto resultado es también consecuencia del anteriormente mencionado análisis mental, creando un resultado que se centra en el hemisferio izquierdo y que se basa en analizar desde la lógica, la razón y la capacidad de conservar un estilo o forma de vida. Hasta ahora ninguno de estos resultados que se basan en las formas y directrices del pensamiento tiene en cuenta leyes tales como las de causa-efecto o ensayo-error.

El quinto resultado esta basado en una combinación de los dos anteriores, cuando los dos hemisferios valoran, de forma conjunta un resultado, este comienza a adquirir proyección de futuro, temporalidad, se vuelve válido y permite conservar nuestro estilo de vida. Pero aún así este pensamiento más maduro ejerce cierta presión sobre la amígdala cerebral que almacena todas las emociones no filtradas y aún siendo certero contendrá algún error.

Antes de que la mente pueda llegar a crear más resultados posibles y para depurar dicho error entra en acción la amígdala cerebral recordando las emociones ya recibidas y aun no comprendidas, no filtradas. Estas son las que guardan el secreto por lo que se repite nuestro karma. Las leyes de causa-efecto y ensayo-error son consecuencia de este proceso de limpieza de la amígdala cerebral sin el cual la glándula pineal no es capaz de secretar triptaminas y por consecuencia dimetiltriptamina o la también llamada molécula espiritual que nos dota de gran capacidad de ser conscientes y crear resultados de utilidad en la vida.

El sexto resultado se produce cuando la amígdala cerebral esta descargada y sin dicha presión emocional nos podemos volver seres equilibrados. A partir de este momento se crean pensamientos libres, justos, honestos y objetivos, independientes del ego que permiten crear un salto cuántico más allá de la identificación egoica y la individualidad para llevarnos a trascender el yo por el nosotros. Estos resultados se obtienen valorando el mayor beneficio grupal y por consecuencia, así como das recibes, por lo que estos resultados ya no están basados en las leyes anteriormente descritas de causa-efecto y ensayo-error, sino en las leyes de la creación.

Hasta seis aspectos de nuestra personalidad son emitidos directamente cada vez que tomamos una decisión y estos crean una realidad multidimensional por lo menos de seis caras, como las caras de un cubo, por decirlo de alguna manera ya que el cubo es el sólido platónico que se identifica con todo lo creado en la tierra, con la materia y que es la representación temporal del espacio conocido, alto, ancho y profundo en su proyección tridimensional. 

Como ves, aunque Dios jugará a los dados solo podría manifestar en cada tirada un resultado, una de las seis caras del dado, pero el dado de por si ya contiene las seis posibilidades y al tirar el dado todas pueden salir boca arriba en el tablero pues tienen las mismas probabilidades. 
Entonces todo seria fruto del caos o el azar, es por esto que realmente Dios no juega a los dados y crea todo este proceso mental a través de la forma de nuestro cerebro, aprovechando todas sus regiones y lóbulos para que aunque las seis probabilidades deban de coexistir en el espacio y tiempo se manifieste siempre la de carácter más evolutivo para cada uno de nosotros. 

Recuerda el refrán que dice: "antes de hablar cuenta hasta mil"  seguro que entonces la cara del dado será la más favorable para ti cuando este pare de rodar sobre el tablero de la vida...





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