La intuición...la evolución del pensamiento.

Un instante antes de que ciertas cosas sucedan, podemos experimentar una fuerte sensación de que estas van ha ocurrir. La premonición o la intuición, son el resultado de un análisis entre el consciente y el inconsciente de todo lo que nos rodea, toda nuestra percepción extrasensorial esta conectada a la realidad. Este campo de información es una red virtual de datos, como internet, que aun que no la puedas localizar en un punto concreto o físico, está disponible cuando la necesitas, previa conexión. 

La evolución lógica del los pensamientos y de los sentimientos es la intuición, para ello se necesita primero sentir, después pensar y por consecuencia todos los resultados posibles del sentir y el pensar crearán la intuición que se amplificará a mayor cantidad de experiencias que se tengan en la vida. La intuición es el punto de conexión a esta gran red de datos que fluye a nuestro alrededor.

Mucho de lo que nos une a los seres humanos se encuentra a un nivel sutil y no físico, por lo que es invisible a los ojos del ser humano, como los pensamientos, las emociones, los recuerdos y lo ocurrido en el tiempo que conocemos como historia, son ondas de radiofrecuencia que fluyen por todo el espectro del campo electromagnético terrestre y estas son absorbidas por los campos de energía electromagnéticos que circulan alrededor de nuestro cuerpo físico.

En los llamados procesos de iluminación o despertar del alma o de la consciencia, existe una limpieza y una reprogramación mental e intuitiva de la realidad de la cual formas  parte para establecer los parámetros de acción que la nueva personalidad, surgida en el proceso de despertar, comenzará a desarrollar para liderar la vida y encaminarla hacia la armonía. 

Esta limpieza organiza, ordena y recicla las memorias virales, celulares y mentales. Trata de guiarte a través de las emociones que contienen tus recuerdos en este proceso de despertar para convertir tu experiencia vital en algo que pueda ser disuelto más allá del ego para así frenar la creación del karma que dichos recuerdos generan en el presente. 

Disolver no significa eliminar el karma, es decir eliminar la repercusión de tus actos en tu vida, sino más bien de fragmentarlos en pedazos más pequeños donde puedan ser resueltos como pequeñas piezas a encajar en un puzzle.

A veces desde la inconsciencia o la ignorancia creamos caos y desorden a nuestro alrededor. Cuando esto ocurre, el caos cual Picasso de Guernica, nos resulta casi incomprensible difícil de ver en él el orden o la perfección, como difícil es ver dentro de una estancia en la oscuridad.

Separar todas las piezas, te permite separar las circunstancias que crearon dichas experiencias de sus personajes, te permite verlos a estos más allá de sus personalidades y de sus cargas emotivas que condicionan sus papeles de representación en la vida, y además te permite separar de este conglomerado el detonante de dicha situación y su final representativo.

Tu consciencia se activa en el despertar y permite analizar pieza por pieza, parte por parte, acción por acción, hasta dar con la esencia, la moraleja o conclusión de lo ocurrido, y así es como recibes de la realidad que te rodea informaciones de sabiduría. 

Dichas informaciones de sabiduría son lo único que tu consciencia o alma deberían de almacenar de un hecho o experiencia. El resto, la teatralización, podríamos decir que se pierde en los vértices del tiempo, en un limbo temporal o pasado que no existe aparentemente si no vuelves a pasar por dicha situación, hecho o experiencia.

A tu nueva consciencia de la realidad le interesa el propósito vital de cada acción ocurrida, no le interesan las circunstancias, ni los actores, ni el medio o el entorno, ni donde, como o cuándo se desarrolló, lo único verdadero e interesante para tu evolución es el propósito que contenía, el cambio, o la motivación que te impulsaba a ordenar o actuar en la vida. 

Este es el resorte del que se vale la consciencia de la iluminación para motivar la búsqueda de un estado de paz, que simboliza y representa el vacío mental, un vacío que marca el fin del ser lastrado por un pasado sufrido y crea un principio de acción intuitivo. Intuitivo puesto que la intuición llega por un estado de ausencia del pensamiento. 

Cualquier pensamiento tiende a tomar el control de la causa que lo crea, tiende a analizar lo ocurrido y en la mayoría de las ocasiones anexionado al ego dicho pensamiento tiende a escribir un final desde la preocupación o miedo, promoviendo más de lo mismo, del caos y desorden a tu alrededor.

A diferencia del pensamiento, la intuición recrea la opción más favorable anhelada por el alma para la consecución de dicho estado interior de paz, la intuición no se vale del ego sino del corazón y de su virtud más divina, el estado de amor, o armonía.

Tus hemisferios cerebrales están preparados para crear una neutralidad, o comprensión completa de todo lo que te ocurre en la vida. Cuando algo de lo ocurrido en tu vida no es comprendido, crea una disfunción de la realidad que es emotiva. Lo que el pensamiento no ha ordenado lo recreará desde esta emoción para no olvidarse de donde se quedó en este proceso evolutivo de la consciencia. Esto es algo así como colocar un punto de libro para no perderse en la lectura.

Este punto de libro te vincula con tu pasado y predispone tu realidad inmediata. Se manifiesta de forma inconsciente, remitiéndote a concluir los procesos donde se te evalúa de tu capacidad de recrear con amor, con armonía tu vida.

Este funcionamiento intuitivo de la mente es simple, compara, contrasta y cierra líneas karmicas o experimentativas, una detrás de otra, como si verdaderamente este fuera el trabajo de la mente, y así es. Pues tu mente autónoma, lidera los procesos bioquímicos y físicos necesarios para mantener la vida, lo que representa tu espacio en esta dimensión, pero trascender la realidad a frecuencias superiores requiere de la acción, y la acción depende de tu capacidad para gestionar el tiempo. 

Recuerda que somos creadores de realidades porque podemos cambiar constantemente nuestro espacio-tiempo...