Cuando el árbol da fruto, su flor se marchita...

A veces en la vida hay que parase a pensar sobre uno mismo, y este ejercicio prolongado en el tiempo hace que observes, en tu día a día, las formas en como te manifiestas a tu alrededor con el resto de seres humanos. Hace que sepas realmente donde estas, como te sientes y cuales son tus virtudes para obrar la excelencia en cada momento. 

La excelencia en el trato es manifestar lo mejor de ti desde la pulcritud, la honestidad y la calma para crear un momento vital de justicia donde todo parece suceder de forma mágica. Este estado de excelencia que trasciende la manifestación física del ego, permite desarrollar nuevas perspectivas ante la vida. El ego por contra las condena al ostracismo y las encarcela en el tiempo, sin embargo vivir desde el corazón las libera y las muestra en el presente.

Este proceso de mostrar lo mejor de cada uno comienza por darse lustre a uno mismo, por limpiar la mugre que se adhiere por las formas de vida que tenemos, ansiosas, despóticas y malversadas, que nos llevan simplemente a sobrevivir. Este hecho crea un estado perturbado de la mente egoica que pasa a ser real y que condiciona la vida; el karma irreflexivo hará el resto, condicionará los actos y llenará de desidia los días, o mejor dicho de mugre.

Retirar la mugre requiere de un proceso de desprendimiento desde la aceptación de que la realidad que vives no te libera, sino que te constriñe y sí aún lo dudas escudriña tu vida por un instante y mira en que aspectos de ella eres o no libre, pues son muchas las prisiones del ego y sus formas de esclavitud.

La libertad llega por el autoconocimiento desde la reflexión. 

Aquello por lo que hoy sufres no te hace libre, no te libera, ni pertenece al propósito de tu alma, y hasta que no te reconozcas y abraces la voluntad de tu corazón no podrás obrar el milagro de la creación, sino que andarás deambulando en lo que podríamos definir como los caminos de la sanación. La sanación es el ungüento que cicatriza la herida, por eso mismo no es la solución al problema.

El cuerpo físico requiere de bienestar para promover la sanación, la mente requiere de quietud para promover la consciencia iluminada, y el alma requiere del cuerpo y de la mente en este equilibrio para que el ser humano se abra a la llamada de su corazón. El lugar donde se expresa el alma a través del cuerpo físico debe estar en orden y armonía, la realidad de la vida debe ser placentera, debes hacer y vivir lo que te llena espiritualmente, así es como tu mente consigue despertar y cuando la mente dormida despierta, enciende la llama del corazón. 

Todo lo que hay en el universo se regenera, cambia simplemente de estado, o se transforma, pero no muere o desaparece sin más. De todo lo creado o manifestado queda constancia, existe un flujo constante de información que pretende darnos a conocer la realidad y que la aceptemos tal cual es.

Pero para este análisis se requiere de la aceptación de dicha realidad, esto es lo que soy y lo que tengo. Se necesita valorar la libertad ante esta realidad, ¿Lo que soy y lo que tengo me hacen libre o esclavo? Y se ha de manifestar ante esta reflexión una respuesta. ¿Soy capaz de cambiar mi realidad o mi realidad seguirá cambiándome a mi?. 

Toda vida tiene un propósito y todo propósito está ligado a la unidad, es construido por el amor y manifestado desde la excelencia. Y descubrir esto constituye un nuevo punto de partida para poder con la constancia y el paso del tiempo transformar la vida.

Existe una sencilla frase para comprender todo esto:
Cuando el Árbol da su fruto la flor de este se marchita.

Leyendo esta reflexión intenta ahora de nuevo comprender el propósito de tu vida, o tu destino, o tu intención en la vida, o cual es tu función, o tu misión.

Te has debatido siempre entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo que estaba bien o mal, entre lo que sentías y pensabas, has transitado entonces por el sendero del Karma y todas tus acciones encauzadas ante esta política han provocado que hicieras lo que se te presuponía, simplemente por esta forma de crear la realidad.

Tu visión de la realidad ha estado siempre adulterada. Tu mente para ordenar la realidad se ha basado en creencias, no en tus propios resultados ante las experiencias vividas. Y ahora saturado de esta adulteración te permites vivir y experimentar, y te atreves a decidir lo que te es conveniente o inconveniente y como consecuencia de este atrevimiento maduras, marchitas tu flor interior. Pero entonces surgen los frutos, los frutos de tus actos que se manifiestan desde el corazón, ese lugar único que no puede adulterarse, que no entiende de lógica o razón, que no obedece a la mente, que el ego no puede doblegar y que guarda la esencia de tu alma, tu excelencia.  

Tu corazón está lleno de sus virtudes, él tiene un plan, un propósito, él siempre piensa a lo grande, pero lo más interesante es saber que contiene en sí mismo la ley del mínimo esfuerzo y el mayor de los rendimientos, es la causa de todo, es pura energía. 

El corazón no entiende de complicaciones. Se sencillo en tu vida, y la simpleza y la facilidad serán la respuesta de tus actos. Crea tu vida sabiendo donde te llevarán tus pasos, pues dar pasos de ciego no te llevarán a ningún lugar. Sí tus palabras no van a ser más bellas que el silencio no las pronuncies. Huye del juicio y aléjate de la crítica mirando a los demás con los ojos de la compasión, sus vidas como la tuya no han sido fáciles, dales tiempo para cambiar, para que se encuentren y reconozcan, así ellos podrán también mostrar su excelencia. 

Sólo siendo condescendiente compasivo y altruista, en esencia poniendo el amor de tu corazón y tu alma en la vida verás orden y armonía, verás belleza en todo y en ti. Y de este modo la vida te saludará con la brisa fresca del amanecer de un nuevo día, te acariciará el agua del rocío, y te susurrará con el bello canto de los mirlos, y así no sólo te verás sino que te sentirás, sentirás todo de ti, y vivirás eternamente para ti y contigo, creando el gozo de vivir. 

Cuando agradezcas cada día la vida, te darás cuenta del regalo que es poder vivirla, habrás vuelto a la verdadera vida, entonces la saborearás y la vivirás, y te volverás por siempre libre. 

El gozo de vivir se manifiesta en el estado de gracia una vez el ser se ha despojado del sufrimiento que el ego exagera a través de los apegos. Aparece entonces el sentido de la vida, creando un nuevo destino diferente al que hasta ahora la vida te había llevado, más bien eres en sí tu propio origen y destino, tu principio y tu fin. Se transgrede la dualidad infecunda de la vida contemplativa, no atrevida, y tu mente que ya no está condicionada se pone al servicio de tu corazón.

La expresión de lo que eres, no de lo que tienes, y el atrevimiento fruto de la libertad y el desapego crean tu renovada vida. Y es así que se la vida se renueva y se conserva, fruto del amor de tu corazón, habiendo entregado para ello lo mejor de ti, la bella flor que siempre fuiste y serás...














  

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