El camino de la Felicidad...

A veces nos preguntarnos acerca de como vivimos, o para que vivimos, y es que todos deseamos darle sentido a nuestras vidas. Cada uno de nosotros por sus circunstancias, ha creado un carácter y con él una personalidad identificativa. 

El carácter es algo así como la suma de memorias o resultados de tus acciones, que al filtrarse en tu mente crean estados de ánimo y emociones las cuales te dotarán de una sensibilidad para apreciar o percibir la vida de forma muy distinta al resto. Sin embargo la personalidad es moldeable, tiene la capacidad de empatía, por lo que puede adaptarse para vivir las diferentes experiencias de toda una vida. Tu personalidad esta basada en tu campo mental, en tu mente y su proyección. 

Imagina que te identificas con un estilo determinado de ropa en el presente, sin embargo tiempo atrás igual no lo hubieras llevado puesto y vete a saber como será tu estilo en un futuro, así es la personalidad. Pero de alguna manera has de vestirte, la ropa en este ejemplo es el carácter. El carácter es principalmente externo a ti y puede manipular lo que tú eres. No trabaja desde la mente sino desde el ego, desde los instintos y deseos, y contiene gran cantidad de carga de tu pasado. La personalidad por contra se basa en el presente, en un estado de la consciencia llamado "el ahora", por lo tanto se rige por la mente.

El paso del tiempo y nuestra forma de vida cada vez más tecnológica, nos ha individualizado, nos hemos distanciado de nuestros congéneres; somos una humanidad que en la era de la comunicación y la globalización nos comunicamos desde un teléfono móvil por palabras pero no por sentimientos, no desde el corazón. Solemos comunicarnos por las necesidades de nuestras vidas, es decir porque necesitamos algo de alguien, no porque tengamos algo que ofrecer.

Esta diferencia entre dar y recibir es muy importante para valorar como la mente consciente actúa. Mientras estás en el estado de recibir, recibiendo, estas absorbiendo energía o tiempo de cualquiera persona con la cual te rodeas. Es decir necesitas algo de ellos. El estado de recibir es como un joven adolescente que ya podría hacerse su comida, pero su madre aún se la hace por él. En este sentido aun siendo maduro dependes de algo o de alguien, y haces de él tu prisionero sin dejarle libertad de acción ya que parte de su tiempo vital te lo esta entregando.

En el estado de dar, o compartir, aportas lo mejor de ti sin esperar recibir nada a cambio, es decir no cedes tu tiempo, no eres esclavo de otra alma, ni de su experiencia, sino que eres totalmente libre en tu acción. Cuando este estado de dar esta activo en el campo de vibración emocional, todo llega por añadidura. Pero para llegar a este estado se necesita encontrar la felicidad y compartirla.         

Encontrar la felicidad es todo un proceso de la mente destinado a destruir el ego, basado en el carácter, del cual antes hemos hablado, y así poder trabajar ese estado mental que es la felicidad desde la personalidad, que como hemos comentado es capaz de adaptarse, de tener empatía y total comprensión.

En este proceso de la mente interviene todo nuestro cerebro y sus distintas partes por las cuales está formado, el cerebelo o cerebro reptil, los lóbulos temporales donde se valora carácter y personalidad, los hemisferios cerebrales, el lóbulo frontal y la glándula pineal.  Para encontrar la felicidad el universo tiene un sistema de enseñanza basado en formas de pensamiento que trabaja por fases y que nos hace valorar la vida con estos cuatro cerebros de acción, desde el cerebro reptil en la parte baja posterior de la cabeza, hasta el lóbulo frontal, pasando por los dos hemisferios cerebrales, he aquí las cuatro formas de pensamiento y de crear la acción.

Estas formas de pensamiento crean tipologías del ego, con las cuales se forja el carácter y se proyectan así en la vida las diferentes personalidades que viven la repercusión de estos caracteres o formas de pensamiento, y que actualmente vemos en la humanidad. Estas formas de pensamiento se basan en cuatro aspectos del temperamento que son la Ignorancia, la Maldad, la Bondad y la Justicia, a su vez crean caracteres que vemos en los ignorantes, los malos, los buenos y los justos. Y esta es una escala de enseñanza de la mente para llegar a la felicidad.

Por lo tanto se necesita en la vida pasar por estos cuatro aspectos vitales para llegar a sentir y experimentar la felicidad, además cada uno de estos aspectos afecta a unos de nuestros cerebros de acción, es decir la ignorancia se relaciona con el cerebro reptil, la maldad con el hemisferio emotivo ( recuerda que la maldad es sólo un estado de la mente donde uno vive lo que desea vivir sin valorar las repercusiones que esto pudiera ocasionarle ). La bondad interactúa con el hemisferio racional ( la bondad es contraria a la maldad y aquí uno no se permite vivir ciertas cosas por la repercusión que esto pudiera ocasionarle ). Y por último la justicia que va ligada al lóbulo frontal. 

Simplificando podríamos hablar de los pronombres personales, Yo, Tú, Él, Nosotros, Vosotros y Ellos, para comprender esta enseñanza. El cerebro reptil hace que tu cuerpo físico se identifique con el Yo, con todo lo que tu eres, con lo que sientes y piensas, de ahí la simbiosis corporal con el alma, y por deferencia el resultado de nuestras acciones en la vida se traduce en vitalidad o enfermedad.

Los hemisferios cerebrales fluctúan entre el Tú y el Él. El hemisferio emotivo valora el tú, lo que se conoce como reflejo, es decir las relaciones con los demás y las emociones que esto nos produce.
Sin embargo lo interesante es vivir como mínimo desde el Él, que es la tercera persona. Vivir en tercera persona nos permite tomar perspectiva de la vida, además de alejarse del Yo y de la personificación del ego, dejando a un lado la simbiosis con nuestro cuerpo físico. 

Desde el Él o hemisferio racional, la mente puede interpretar y comprender la realidad de forma objetiva sin la relación ego-emoción o sufrimiento y por lo tanto induce una mejoría y bienestar físicos donde la enfermedad no tiene cabida. En definitiva vivir en la tercera persona significa no tomarse la vida tan en serio y tratar de descubrir lo que nos quiere decir o enseñar a cada paso del camino. 

El lóbulo frontal se activa desde el Nosotros, una vez que desde la tercera persona se toma perspectiva y comprensión de la vida, lo que creas sostiene armonía por lo que tus actos mejoran y ordenan la realidad, además de mejorar la vida de aquellos con los que te relacionas, de tal manera que ya no necesitas su energía, ya no estas en el recibir sino en el dar. Y es aquí en el Nosotros cuando la felicidad llega a tu ser, cuando la experimentas desde dentro y deseas compartirla. 

Pero te habrás dado cuenta de que aún nos queda el Vosotros y el Ellos, que representan a nuestros y hijos y a los hijos de nuestros hijos, aquellos que han de heredar nuestro actual mundo. Imagina pensar más allá del Nosotros, imagina dejar un mundo mejor para Ellos. 

Para eso debes dar lo mejor de ti a cada paso y lo mejor que puedes dar, que puedes ofrecer y compartir es tu Felicidad... 




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