Para que no se duerman tus sentidos...

La mayoría de las veces hacemos lo que podemos y otras pocas hacemos lo que deseamos, vivimos oteando mares de dudas, debatiéndonos entre lo correcto, lo practico, lo merecido o lo deseado y conciliar nuestra voz interior con nuestro pequeño mundo, con lo que nos rodea es a veces arduo y difícil. 

Sin embargo tenemos un mecanismo de alerta siempre dispuesto a hacernos percibir todos los aspectos de la realidad, se trata de los sentidos. Es curioso que cuatro de nuestros cinco sentidos están ubicados en nuestra cabeza, el sentido de la vista, el oído, el olfato y por último el gusto; el sentido del tacto es percibido en las manos y sobre toda nuestra piel, sobre nuestro cuerpo.

Pero cabe destacar que además de sus funciones primarias, desarrolladas a través de los instintos de supervivencia y conectadas al cerebelo u occipital, existen funciones de percepción extrasensorial en las mismas cuya función es la percepción de la vida de forma cognitiva, consciente y lucida.

En su función primaria el gusto nos advierte sobre las cualidades de la comida entre ellas los sabores, lo dulce o lo salado, lo ácido o lo amargo...etc. Esto advierte al cerebro que estimula el estomago, sus glándulas asociadas y la vesícula biliar para preparar la deglución en función de estos aspectos que el gusto transmite, por lo que el sentido del gusto relaciona e interactúa con estos órganos. En la función de percepción extrasensorial el gusto nos habla de como asimilamos la vida, de la cantidad de paz, de armonía y de felicidad o sufrimiento por la misma. Cuando esto ocurre relaciona del mismo modo cerebro o mente con los órganos vitales anteriormente mencionados. 

Cuando existe libertad de acción, el gusto en su función extrasensorial, transmite la necesidad de vivir de forma intensa, las vivencias provocarán más estímulos, y estos estímulos se digerirán en el estómago y la vesícula biliar para absorber psicosomáticamente la información de si fueron experiencias felices o sufridas. 

Por lo que el sentido del gusto y su función extrasensorial está asociada con la capacidad de comprender lo ocurrido en la vida y saber pasar de la incomprensión, la rabia, o el enfado hacia la aceptación la comprensión y el perdón. Cuando estamos en la parte negativa de este proceso suelen aflorar enfermedades en estos órganos derivadas de dicha función extrasensorial del gusto.

Los sentidos y su función de percepción extrasensorial sirven para hacernos más conscientes de nosotros mismos, son el nexo de unión entre nuestros pensamientos y emociones con nuestro cuerpo físico y su bioquímica. Es la forma de relacionar nuestra parte divina con la humana.  

El olfato, cuya función es la percepción de los olores representa el vislumbrar la vida. Antes de degustar la comida a través del sentido del gusto debes olerla primero, percibir que te transmite aquello que vas a ingerir, del mismo modo el olfato activa la premonición y la intuición y se relaciona con el lóbulo frontal, la glándula pineal y la buena oxigenación del cerebro para que el flujo neuronal tenga un alto y rápido tránsito creando en nosotros una percepción de la realidad mayor que nos permita ver como se organiza la vida, como se entreteje y la relación que existe entre todo lo que vemos y vivimos. La vida se organiza con actos de amor por lo que este sentido extrasensorial afecta a los pulmones y al corazón. Respirar la vida simboliza el vivir intensa y plenamente.  

El sentido del oído en su función extrasensorial nos permite escucharnos y escuchar la vida en su profundidad, y simboliza la aceptación. Cuando aceptas la realidad comprendes que lo que es obvio es obvio, que ya a ocurrido y lo que ya se materializado no se puede cambiar. Pero nos enseña el error y por lo tanto nos centra en lo que tenemos que resolver. Existe una relación entre esta función de percepción extrasensorial, las gónadas y los órganos reproductores.

Y por último el sentido de la vista y su función extrasensorial muy conocida en la espiritualidad como tercer ojo u ojo de la consciencia, que es la suma de los anteriores, nos permite percibir la vida en todas sus facetas. Imagina que pudieras ver la realidad con un ángulo de 360º por ejemplo un edificio y tú delante de su fachada principal e imagina que pudieras con tu percepción completa de la realidad y sin movimiento, sin moverte del sitio, siendo un mero espectador poder girar tu visón y ver la fachada posterior e incluso levantar esa visión y verlo desde arriba o ver su profundidad a través de las ventanas y balcones par tener una vista completa de su interior y de las personas que allí viven y cómo viven. 

Einstein decía en su teoría de la relatividad que el espectador cambia la realidad sólo por el simple hecho de observarla desde su ángulo de visión, pues sólo contempla una parte de la misma y no su totalidad, entonces juzgamos la vida por una visión personal y subjetiva donde nuestra percepción extrasensorial, donde nuestros sentidos atrofiados nos mienten o simplemente obvian parte dela información.

Saborea, huele, escucha y observa la vida para luego tocarla entre tus manos y ser un gran alfarero que desde tu esmerado tacto crees del arcilloso barro formas bellas y perfectas para que no se duerman tus sentidos...    


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