El tiempo sabe todo de ti...

Con el paso del tiempo uno se suele preguntar qué espera de la vida. Estas son cuestiones metafísicas, fruto de la reflexión del ser humano para ir más allá de lo visible, para poder dilucidar o comprender por unos instantes el aparente plan divino. Sin embargo no se trata de abandonar la vida mundana para encontrar a Dios sino más bien encontrar a Dios en todo lo mundano. 

Tu vida no te pertenece, eres parte de la experiencia de tu espíritu en el plano de la materia donde evolucionas para llegar a existir y tomar consciencia de ti más allá de esta dimensión. Para comprender tu estado inmortal que llamas alma, por el contraste de todas tus experiencias. 

En esta vida no existes más allá de tu mente, tu última conexión con lo que crees real son tus emociones y fruto de ello das por verificada tu existencia, pero déjame que te diga de nuevo que aquí no existes más allá de ti mismo, o tal vez sí, todo depende de tu grado de implicación, de identificación con lo que te rodea y de como te manifiestas ante ello.

Como crees existir necesitas de tus relaciones para poder demostrarte a ti mismo quien eres y que haces aquí, esta vida es la alegoría de Dios para enseñarte a trascender todo lo que vives, no sólo para ayudarte a entender, a aceptar, a comprender y reparar el agravio causado o infringido sino más bien para verlo fuera de ti, más allá de tu surrealismo, para ver que has creado entre tus manos todas las experiencias y fruto de ellas todos sus resultados y al final todo lo que surge de ti se vuelve siempre necesario, útil y por lo tanto perfecto con el tiempo. 

Entonces debes sentirte libre en tu acción, para que fluyan tus pensamientos más internos y estos dirigirán tu vida. Cuando eres consciente de tus posibilidades, cuando tu espíritu lidera tu vida el éxito o el fracaso no dependen de ti por lo tanto no busques la victoria o la derrota y los veas como el fin o causa última porque lo que es importante es la batalla en sí, el fragor de la propia batalla, el momento único e irrepetible que te marcará para siempre, que perdurará y te hará quien eres más allá de todo tiempo.

Dios sólo dispone el tablero, Él no mueve las fichas, no es tu verdugo pero si lo es el tiempo. Sin el tiempo tus acciones no tendrían principio o fin, no tendrían emociones felices o sufridas, no verificarías la experiencia porque tendrías todo el tiempo del mundo para seguir probando. Es por ese ánimo de evolución y trascendencia del espíritu que tienes el tiempo en tu contra, el día empieza y acaba, todo nace y muere y esto no lo vas a poder evitar. 

Cuando vives atrapado por el tiempo experimentas la dualidad que generan tus actos mundanos desde tu ego, o desde tu instinto de supervivencia primitivo, es el tiempo el que tiene el control de tu vida, todo lo externo a ti te predispone sobre el tablero, tú no tienes capacidad de decisión.

Para mantener el equilibrio temporal y no perder lo más preciado de lo que dispone toda alma, el tiempo, debes involucrarte en tu evolución, debes destruir tus creencias personales, liberarte de las ataduras de tu personalidad adulterada y madurar desde la visión del espíritu, debes hacer tu voluntad de forma tan pura y honesta que guardes la coherencia de tus pensamientos y emociones con tus actos y palabras en tu vida.

Recuerda que si necesitas experimentar algo en tu vida, es por una frustración o decepción subjetiva de ti mismo y entonces ocurre que lo que deseas Dios no te lo permite, porque contiene una necesidad, un anhelo y un apego al resultado final de dicha experiencia, por lo que entonces eres un prisionero de la misma, no tienes libertad de acción sino un resultado deseado que ha de ser manifestado para satisfacerte en tu forma egoica y emocional y que desde el principio como ego has condicionado.

Por lo contrario, desde tu corazón, creando libre y de forma altruista para ti, sin apego al resultado, es decir en amor, o armonía, rompes el lastre de la necesidad y te permites experimentar para crecer, para llegar a Ser con mayúsculas y entonces obvias desde el principio el resultado final que no es lo más importante, la propia experiencia te da resultados e información para tu madurez y propicia una reflexión interna. Creces a cada paso, sin prisa pero sin pausa.

Entonces el universo dispone el tablero para ti y lo ordena en cada paso que das con cada una de tus decisiones basadas en lo que sientes desde lo más profundo de ti, desde tu corazón, donde no existe más necesidad que la del espíritu, donde la necesidad o necedad del ego son calcinadas y la llama de amor abandera tu vida.

Debes aprender a vivir como un creador de obras de arte que plasma aquello que le inspira, fruto de su expresión interior, de lo que contiene su corazón. Al artista no le interesa sí entiendes o no su obra, lo importante para él es plasmarla, llevarla a cabo. Pues el éxito de dicha obra es sólo un punto de vista del observador, que depende de si ha sido entendida y si es del agrado de este. 

Del mismo modo debes obrar en la vida y así tu obra agradará o no dejará indiferente a ninguno, pero siempre obtendrás resultados, respuestas, dejarás de estar en la desidia de la vida para crearla en cada expresión de ti, hasta que tu obra se vaya puliendo, vayas mejorando y entonces le guste tanto a Dios que él te necesite como uno de sus artistas para llevar a cabo sus obras, y entonces tú creación además sea de utilidad.

Te has preguntado para que eres útil? Pregúntatelo en algún momento pues siempre que encuentres respuesta está te allanará el camino que estas buscando. Pues no se trata de lo que la vida puede darte sino de que puedes ofrecerle tu a la vida. Muchas veces piensas en hacer cambios valorando una mejoría vital para ti y esto es lógico y necesario, pero como te decía lo necesario tiene recuerdo del pasado y por lo tanto crea una vida de contraste en el futuro que cuando por fin consigues tener vuelves a sentirte vacío, pues lo más importante que perdiste por el camino no lo has llenado, tu corazón. 

Llenaste tu espacio pero no tu tiempo, y para llenar tu tiempo debes encontrar tu utilidad, lo que tu puedes ofrecerle a la vida. Y sí así lo haces la vida te entregará sus mejores dones, estarás del lado del Creador, serás su artista y el cuidará de tu obra...







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