El néctar de la sabiduría...

La transmisión de información o de sabiduría se ha perdido con el paso del tiempo. El aprendizaje de como ser y vivir, prácticamente ha desaparecido de los nuevos vínculos familiares y sociales que no entienden de la relación jerárquica de la transmisión de la sabiduría y sus enseñanzas. 

Los padres, los ancianos, los sabios y los maestros en toda comunidad poseían por el mero hecho de haber vivido y por su historia transmitida ancestralmente, la información o sabiduría para guiar el futuro de todas sus vidas. La comprensión de la repercusión que crea la ley de causa y efecto solamente se aprecia desde la temporalidad, es decir a través de las consecuencias de los hechos históricos de la humanidad, y esta ley universal está creada para dotar de justicia y ecuanimidad todos nuestros actos.

Antiguamente, la historia de la vida en la comunidad era transmitida de tal forma que quedaba impregnada en el subconsciente del linaje, de los hijos, así subsanar errores era más rápido y sencillo por la información que se tenía de las experiencias anteriormente vividas y que portaban en si mismas una verdadera enseñanza.

El hecho de no caer dos veces en la misma piedra, es algo que contiene sabiduría, lo contrario, la mayor de las ignorancias, o el desconocimiento de leyes tales como la ley de causa y efecto y el proceso cíclico y kármico que vivimos actualmente en nuestras vidas.

Esta reflexión nos lleva a constatar que son nuestros actos los verdaderos jueces y verdugos; que nuestras acciones deberían ser consecuencia de nuestras virtudes. Que a mayor amor, mayor equilibrio. El alma esta destinada a la búsqueda y mantenimiento de dicha energía de amor de la cual se nutre de forma constante, su ausencia, la ausencia de amor, desvincula al ser humano de su alma, dejándola postrada, arrinconada, y como consecuencia deja de lado también la guía de su vida y su digno porvenir. Llevando al ser a la deriva, y bloqueando su luz, su lucidez.

El discípulo que aprende de la sabiduría del linaje es un alma consciente, conocedor de que forma parte de una experiencia física. Es consciente de que el cuerpo es sólo un vehículo para vivir la vida y que su mente y su corazón, es decir su sabiduría y su amor ordenan la realidad en la que se encuentra. 

Creemos que nuestra condición humana reside en nuestra inteligencia y en nuestro cuerpo físico y buscamos fuera de nosotros mismos a nuestra alma, o mejor dicho, buscando fuera todas las respuestas que puedan saciar nuestra sed y lo que debemos saber es que las preguntas y las respuestas forman parte de nosotros, de nuestra memoria colectiva y celular transmitida de generación en generación.

Por lo tanto una de las cosas que deberíamos recuperar y restaurar en estos tiempos es aprender a escuchar a aquellos que más han vivido, para beber del néctar de la sabiduría. 

Y al final la enseñanza es bien sencilla, utiliza la guía del corazón en todo lo que hagas, en tus decisiones, en tus actos. Pero sobretodo recuerda: escuchar y pensar antes de actuar organiza la realidad y atrae el equilibrio y la armonía en la vida construyendo una estructura sólida para albergar felicidad... 


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