El puzzle vital...

El propósito del corazón sobre la razón se caracteriza por la búsqueda del equilibrio de las emociones para crear la vida desde un razonamiento justo, sin la acritud que representan las emocionen sufridas. Así la mente sería capaz de inundar de paz el entorno y el interior de cada uno de nosotros. Todo estado de paz viene desde el Yo elevado o Unificado, todo estado de caos o desorden, todo sufrimiento o dolor, llega desde el Yo inferior Individualista.  

La individualidad es el resultado de la composición arquetípica del ser humano, una estructura morfológica, asociada al cuerpo físico y a la razón, cuyo propósito es la diferenciación. La mente humana se desarrolla sobre si misma, sobre su base, crece comparándose en un ciclo prácticamente infinito, tendiendo a valorar hechos pasados y predecir futuros posibles. Buscando siempre como resultado la neutralidad, lo que en las matemáticas bien podría ser el diferencial llamado cero. Cada ser diferenciado es parte de un puzzle superior con sentido en lo magnánimo pero carente quizás de orden en esencia. El puzzle no estará completo sin la última pieza, pero de forma inversa dicha pieza por sí sola no estará jamás completa. 

Muchos son los eones de tiempo donde la evolución humana a jugado a encajar piezas del puzzle de la humanidad. Para ello cada ser humano tuvo que romper lazos, vínculos, y desconectar el amor cuya fuerza atractiva es capaz de reconstruir el puzzle. Creándose la desidia, el dolor, las enfermedades, las pandemias y el karma. En definitiva la visión dualista de la humanidad que en estos tiempos nos precede. 

Para este propósito se utilizó el Yo inferior individualista cuyo vasallo es el ego. El aprendizaje del ego, durante estos últimos trece mil años, ha creado atrofias físicas sobretodo en la glándula pituitaria y la glándula timo, dejándolas reducidas a casi un tercio de su tamaño original. Así nació un mundo nuevo, lleno de luces y sombras, de éxitos y fracasos, de sufrimiento y opulencia, de ignorancia y soberbia y crecimos en estas, época tras época. 

La lógica constructiva, sostenida desde la mente, desaparece por instintos de supervivencia y le cede su función natural al ego, cuya lógica aplastante es la salida victoriosa en cualquier situación o circunstancia, creando la superioridad humana por naturaleza. Por lo que en estas lindes la razón y la protección hacia la conservación de la vida, son prisioneros ya del ego humano permaneciendo en el tedio de dicha mente abstraída. El Yo inferior lidera la existencia, desde este punto de vista la vida se vuelve tan real, tan materialista que el ser humano sólo se identifica con su cuerpo y sus capacidades, desechando la esperanza, la fe, la compasión, incluso el azar o la suerte, en  esencia desecha el amor en la vida.

El ser humano gobernado por el Yo inferior, es como un niño pequeño que juega a ser mayor. Su soberbia le permite liderar el juego y se cree vencedor, todo vale y todo es posible, pero cuando llega la adversidad, lo que no puede comprender o liderar bajo su ego, entonces no acepta la derrota, siente miedo y temor y desea volver bajo las faldas de la madre, o la protección firme del padre. Piénsalo bien, pues este hecho es significativo de como el ser humano, llegado el momento oportuno, vuelve en la vida a buscar a Dios a su Creador.   

El ego se valora desde el tanto tienes tanto vales, es su expresión vital, y así es como atrae la necesidad de sentirnos superiores, opulentos, soberbios, u orgullosos. Necesitando tener el control vital que sin embargo es imposible en la vida, nada se debe controlar, sino sólo se debe vivirlo, vivir el momento atrae la paz interior; controlar dicho momento atrae la ansiedad, la preocupación y las sombras en la vida.

Esta forma de expresión vital del ser humano, desde el Yo Inferior Individualista es uno de los motivos de la atrofia física en la glándula timo en el centro del pecho, a la altura del corazón, cuya característica principal del atrofiamiento es la falta de voluntad personal, la baja autoestima, el miedo, la ofuscación y las dudas, que crean un manto de herrumbre alrededor de esta glándula endocrina.

Cuando la glándula timo se expande nutre al sistema endocrino de hormonas que pasarán al sistema inmunológico, es decir permite estar fuertes físicamente, permite controlar y filtrar las emociones para no sufrir, para no tener dolor, o para no enfermar.
Las posibilidades de enfermar con una glándula timo trabajando energéticamente al cien por cien son inexistentes. 

En esta versión dualista de la realidad la única posibilidad de cambio es la iluminación, la llegada de la paz, para que cada acción, acto o propósito, sean el esfuerzo venidero de un profundo acopio de emociones y pensamientos razonados, lógicos y en total equilibrio, pues de eso trata la unicidad. El bien común es el bien más elevado, el sentimiento de mayor amor es el más válido, el pensamiento con mayor proyección, es decir más útil, es el que perdurará por más tiempo creando un uso o costumbre. Sosteniendo formas de pensamiento que crean formas de acción en la materia.

La energía del Yo Superior Unificado permite comprender a los demás con amor y firmeza, con entrega y propósito, con empatía mental. Lejos del juicio y la acritud dualista, lejos del ego y de todo lo que nos diferencia.

La información del Yo Superior Unificado permite comprender de forma amplia y global las diferentes ramas del árbol de la vida, sabiendo que cada rama sea esta más o menos larga, más o menos gruesa, crezca en una dirección u otra, forma parte del mismo tronco de la misma esencia formando un todo necesario, sólido y estable.

Así cómo el cuerpo físico es un todo formado por diferentes órganos y miembros, así es la realidad que nos rodea. En esta nueva percepción de la realidad somos seres dependientes y necesarios los unos a los otros, cuya única condena a lo largo de los siglos, es llegar a amarnos, a reconocernos y a aceptarnos, agradeciéndonos todo lo vivido...



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