Sabiduría nativa, la empatía...

Al observar ciertas costumbres de los antiguos pueblos nativos del planeta, descubres que existen formas de hacer muy parecidas entre ellas, como si la consciencia grupal de cada pueblo o tribu independientemente de la distancia y el tiempo, estuviese conectada y supieran los unos acerca de los otros. En la ciencia este término es descrito como masa crítica.  

Estas costumbres están basadas por y para la comunidad, evidentemente debido a los instintos de supervivencia. Por lo que siempre se buscará el bien mayor y común. En cuanto a las decisiones estas son tomadas por el más sabio, generalmente el más anciano, porque ha vivido más y tiene más experiencia pero si existe algún tema donde alguien sepa más, entonces este será el que decida.

La propiedad privada prácticamente no existe, la comida recolectada o cazada se comparte. Todo se hace desde la grupalidad. De este modo se consigue un alto grado de empatía basado en algo muy importante que deberíamos tener siempre presente a la hora de actuar en nuestras vidas, y que podíamos definir con esta frase: "El dolor de uno es el dolor de todos, la herida de uno es la herida de todos, el sufrimiento de uno es el sufrimiento de todos, pero el éxito y la felicidad de uno es también el éxito y la felicidad de todos".  

De algún modo estas costumbres han generado una forma de empatía singular, basada en los sentimientos, en el corazón y por lo tanto en el amor que transmite orden y armonía en la vida.
Este hecho evita que las diferencias entre unos y otros por las diferentes personalidades o egos en acción se trasciendan por esa suma de amor común, por esa empatía o simplemente por el bien común, pero además esto permite la ausencia de leyes. 

Cuando los valores transmitidos desde la infancia radican en este conocimiento del cual hoy hablamos no es necesaria la creación de leyes puesto que bien y mal se diluyen en el bien común, en el amor compartido y esto crea un estado de libertad y autonomía que fortalece el libre albedrío. Un libre albedrío que basado en esto genera siempre belleza y armonía a su alrededor.

Este hecho de compartirlo todo genera campos de energía con información entrelazados, es decir con vínculos entre unos y otros. Además del alma que es individual para cada persona tomamos información en referencia a nuestras relaciones, en la familia, en el trabajo, con la pareja etc. que contienen información entorno a lo que experimentamos en cada una de ellas. Es decir acumulamos información en el campo aúrico que compartimos con cada persona con la que nos relacionamos. Imagina que tuvieras esa empatía de la que te hablaba hace un instante y pudieras sentirlo todo, seguro que tomarías nuevas decisiones o verías las cosas de otra manera.

En estos campos de información existen formas de pensamientos diferenciadas y cantidad de emociones, cuanto más tiempo mantenemos una experiencia mayor será la información que el campo de energía contendrá y toda esta información afecta al plano físico, a la bioquímica corporal y a las funciones de los órganos vitales, esta empatía puede darnos salud y vitalidad o puede llegar a enfermarnos.

Seguramente deberíamos volver a la esencia, escuchar el tambor del corazón como lo hacían los nativos y danzar con su sonido para crear una empatía tan singular que nos permitiera volver a ser todos uno, todos hermanos...in lakesh


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