La profundidad de la vida...
Nuestras vidas tienen un propósito interno que va más allá de lo mundano, capaz de crear en nosotros una nueva consciencia espiritual cuyo análisis de la realidad nos permita no sólo comprenderla sino que nos lleve a modificar todo aquello que no permita mantener el orden, el equilibrio y la belleza o armonía a nuestro alrededor. Un estado de armonía es un estado de mayor cantidad de amor.
El amor es la mayor cualidad de los seres humanos que permite vincular y sostener todo lo necesario dentro de un mismo propósito de acción para que podamos hacer de nuestros sueños una realidad.
Sin embargo para ello necesitamos tomar consciencia de la profundidad de la realidad, saber dónde estamos inmersos, como funciona el orden de las cosas y donde estamos cada uno de nosotros con respecto a dicho orden. El universo, tiene un proceso sencillo que permite crear realidades y que está codificado en nuestro interior.
Es a través del "ego" y de la "mente" que podemos liderar nuestras vidas, tomar experiencias y a través de estas conocer un poco más de nosotros mismos y de cómo funciona el entorno que nos rodea, debido a este propósito de acción vital se establece la predisposición del libre albedrío.
El libre albedrío nos permite experimentar sin tener en cuenta ciertos parámetros de dicha organización universal y armónica de la vida, donde todo se vincula y se sostiene.
Durante un cierto periodo de nuestras vidas las acciones que creamos son llevadas a cabo desde nuestro libre albedrío, o mejor dicho desde una versión de la realidad que nos transmite nuestra asociación de "ego-mente". Cabe decir aquí que el libre albedrío es consecuencia de esta unión donde el ego cree que puede alterar y modificar a placer la realidad universal, la realidad que vives, es decir tu vida. Y la mente unida al ego permite aceptar todos los resultados que devengan de este proceso de alteración vital del ego.
Básicamente esto es el libre albedrío, que nos daría una versión de la realidad probabilística y donde el caos, o la suerte y el azar organizarían todas nuestras vidas. Este aspecto de la realidad no permite contener gran cantidad de amor y por lo tanto está falta de amor debe ser resuelta.
Por eso el error que esta asociación "ego-mente" causa debe ser trascendido más allá del libre albedrío, en un proceso que suele conocerse como Karma. Es aquí donde se vinculan dos aspectos más de la espiritualidad de los seres humanos, que son el "miedo" y el "alma".
Antes de exponer los efectos del "miedo" y del "alma" en el karma, debemos decir que la proyección del ego en el tiempo, en la vida, crea el "miedo", y del mismo modo la proyección de la mente crea el "alma". El "miedo" nos transmite la sensación de que lo que es perfecto puede volverse imperfecto y si esto ocurre, que lo hace la mayoría de las veces, es que la vida a estado creada sólo desde el binomio "ego-mente".
El "alma" es un espacio que alberga gran cantidad de información, básicamente de todo lo ocurrido. Imagina que pudieras filmar y almacenar tu vida segundo a segundo, eso es el alma un gran almacén de datos virtuales de ti y de tu creación, que además contiene las formas de pensamiento que permitieron crear las experiencias vividas hasta el momento presente y las emociones que estas han producido en ti.
Veamos cómo funciona la asociación de "miedo" y "alma" para crear el karma, o la reparación del error o sufrimiento en la vida. Al unirse "miedo-alma" se crea una síntesis entre toda la información que contiene el alma, es decir un vínculo entre todo lo vivido con respecto a la cantidad de perfección que se tuvo en cuanto a los resultados de las experiencias de la vida.
En resumen, este análisis "miedo-alma" que crea el karma, se basa en estas directrices: Sí los resultados que obtienes son de conflicto, pérdida de energía vital, enfermedad, depresión y sufrimiento, esa información que creías verdadera es realmente falsa, porque sólo lo falso genera sufrimiento. Por el contrario, si los resultados que obtienes son de armonía, abundancia, salud, buena compañía, paz interior y gozo de ser, puedes tener la certeza que la información que utilizaste para tomar tus decisiones y la conducta con las que las llevaste a cabo, son verdaderas.
Así tomamos consciencia de que sólo lo verdadero genera armonía, amor. Esta es la base donde se origina el Karma la reparación de dicha ausencia de amor, que se repetirá en la vida hasta que esta sea reparada.
Como ves pasamos del "libre albedrío" al "karma", pero realmente esto no se acaba aquí, sino que fruto del paso por el karma se llega a la "libertad de acción". Esto implica otra asociación de aspectos internos del ser humano que cada vez manipulan mayor cantidad de información acerca de ti, de lo que eres y de lo que deseas. Esta nueva asociación que surge de este proceso vincula el "corazón" con el "espíritu".
Cuando la vida surge de este proceso dual "corazón-espíritu" las cosas se toman de otra manera, se llega entonces a comprender la profundidad de la vida y se establece aquí que lo simple y lo sencillo será lo que creará el mejor resultado. Sin embargo esto es fruto de este gran proceso creativo que se simplifica después de un largo periodo de tiempo transitando por caminos como el del ensayo y error, y el de causa y efecto. Que nos permiten resolver todo de forma fácil y sencilla, pero para ello uno debe de ser consciente, estar presente y vivir en el "ahora".
El "ahora" es un estado del "espíritu" y ya no un tiempo en la "mente". Esta consciencia de la realidad en el "ahora" la da el "espíritu" y permite alterar la realidad y modificarla desde un nuevo estado de la consciencia que se basa en el amor y por lo tanto en el "corazón", capaz de cambiar ciertos puntos de vista.
Estos puntos de vista son fáciles de explicar llegados ya a este momento. Para vivir el "ahora", desde el "corazón y el espíritu" debes dejar de mirar y comenzar a ver; debes dejar de oír y comenzar a escuchar; debes sentir y dejar de pensar. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Miramos mucho pero no profundizamos y no nos paramos a observar que hay más allá de lo que vemos. Oímos pero no nos escuchamos y por eso la voz interior se ha vuelto un leve susurro prácticamente imperceptible en nuestros tiempos. Debemos dejar de tocar para amar, amar todo lo que hacemos; debemos dejar de ser artesanos para convertirnos en artistas de nuestras vidas. Solemos andar pero no caminamos. El que camina tiene un destino y el que anda sólo un rumbo, debemos dejar de fluir para orzar las velas y encaramarlas a un mar lleno de vientos aliseos.
Como ves sólo con que busques la profundidad, y veas lo que la vida te quiere enseñar o hacer que comprendas más allá de lo que ven tus ojos, entonces estarás viviendo desde el corazón, tu espíritu liderará tu vida y lo fácil y sencillo se postrará ante ti...
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