La vida en una taza de té...

veces nos cuesta comprender la profundidad de la vida, escrudiñamos el pasado para saber quienes somos y de dónde venimos. Exhortamos el presente con rectitud y firmeza creyendo que somos libres, y lideramos nuestras vidas en función de nuestros deseos y esto nos ha hecho ignorantes, necios y demasiado arrogantes, pues no prestamos atención al futuro que está determinado por todo lo que ya hemos vivido y por lo que vamos a vivir en el presente.

El futuro se materializa en el presente con la "repercusión" de todas nuestras acciones, nuestro ciclo de interpretación de la realidad desde la mente o consciencia determina que toda "acción" que parte de una forma de pensamiento, crea una "reacción", y esta obliga al universo a confabular para mostrar más allá de nuestra mente aquello que hemos emitido, o pensado, o imaginado. 

Una vez está nuestro pensamiento materializado este cambiará por completo la interpretación de la realidad, pues algo nuevo, o diferente se ha introducido en nuestro guión vital y esto siempre pretende cambiar las circunstancias. A esto lo llamamos "repercusión", al cambio que produce tanto a nivel externo como interno esta capacidad creativa, dinámica y libre de los seres humanos.

Podemos decir que la "repercusión" pretende modificar la vida y para esto produce un nuevo nivel de realidad que es el futuro materializado en el ahora o tiempo presente. Esto nos dice que todo lo que aparentemente es de carácter inmaterial necesita de la materia y de la forma para expresarse y para provocar en nosotros este estado de cambio o trascendencia de la realidad para lograr ver la profundidad y el mensaje que nos desea dar la vida. 

Toda experiencia es fruto de nuestra mente y vuelve a nuestra mente una vez se ha materializado, una vez a tomado forma. Como ves la forma es el contenido de lo etéreo, de lo sutil, de lo invisible a los ojos. Pero la forma no es lo importante, lo verdaderamente importante es lo que la forma contiene, lo que nos transmite, la emoción que nos brinda y como está emoción nos sacude y nos puede hacer conscientes, decisivos y determinantes. Permitiéndonos de nuevo cambiar si lo deseamos la realidad, es decir, cambiar de nuevo la forma.

Así que el cambio de la forma es algo permanente en el ciclo de la vida, todo cambia, todo tiene su tiempo y todo está en continuo movimiento. En definitiva es una cuestión de simpleza trascender la forma, ver más allá del contenido para poder valorar el continente, la esencia o el alma de todas las cosas. Ciertas enseñanzas nativas dicen que todo es sagrado, que todo tiene algún tipo de alma. Esto es el continente, y por lo tanto la forma o contenido donde dicha alma se encuentra es lo menos importante. 

Visto así no debemos darle tanta importancia a lo externo, a la forma, al tipo de vida que en este momento, en el presente, estamos viviendo. Porque todo tiene el poder de cambiar, tú eres el artífice del cambio y es así que con esta capacidad de cambiar la forma puedes cambiar tu realidad y por lo tanto tu vida. 
 
Pero como te decía es la simpleza con la que se entiende o se comprende la vida la que te va a permitir cambiar tu forma y adaptarte a una nueva. Verás, imagina una taza llena de té, imagina que justo cuando la has llenado para disfrutar de ese momento de calma y tranquilidad, con un ademán de tu mano, sin querer, la tocas y se vuelca contra la mesa rompiéndose. Ahora la taza está rota y el té está por todas partes, hay un poco en la mesa y un poco ya en el suelo.

Como ves la taza ya no es una taza, pero el té sigue siendo té, aunque este sobre la mesa o en el suelo se adapta a la nueva forma. Incluso si lo recogieras con un trapo, en este estaría el té y si lo escurrieras verías de nuevo el té, pues como te digo, el té se adapta a la forma. Así es tu esencia, tu alma y todo lo que sale de ti, capaz de adaptarse a la forma pero conteniendo ese principio por lo que fue, o para lo que fue creado.

Ahora decide que es más importante para ti, la taza de porcelana china milenaria que contiene el té, o el propio té. Lo importante no es lo que hacemos con nuestro tiempo, sino como lo vivimos y para que el tiempo sea vivido ha de ser disfrutado, si disfrutamos con aquello que somos y hacemos estaremos como el té, más allá de la forma...


Comentarios

Entradas populares de este blog

La llamada del destino…

Valora lo que tienes…

Limites y limitaciones…