Mens sana in corpore sano...

Toda experiencia adversa que se manifiesta en la vida se produce para trascender la propia causa que la origina. Provocando un fuerte conocimiento de uno mismo llamado: Despertar de la consciencia. Este proceso induce la secreción de gran cantidad de hormonas tales como la oxitocina y a la vez grandes cantidades de endorfinas, conocidas como las moléculas de la felicidad, por lo que la superación de adversidades, libera procesos bioquímicos y energéticos que nos dotan de vitalidad, jovialidad y plenitud para mantener y consolidar los cambios realizados en la vida.

Si la personalidad desde el ego opone resistencia al cambio en este proceso de contraste de informaciones desde la adversidad a la felicidad provoca que el cuerpo físico se deteriore, que enferme. Sin embargo el alma crece y se vivifica con cada resultado que crea con su libre albedrío, desde su libre pensamiento, con cada uno de ellos, el alma siempre crece, volviéndose cada vez más completa, de ahí que cuando la capacidad limitada del cuerpo físico no puede albergar la cantidad de información que el alma sostiene esta crea un proceso de liberación de espacio, produciendo el evento de la muerte física que se realiza por contraste informativo, creando así un desenlace desde la enfermedad, o simplemente por una orden o acción directa, es decir sin pasar por la enfermedad, simplemente por la longevidad de la vida.

Por lo que siendo francos el resultado de las experiencias no debería de afectar al proceso de envejecimiento del cuerpo, y así pues no debería crear la enfermedad. Sin embargo existe un deterioro evidente creado por el apego al resultado llamado flujo contraenergético, es decir que se opone al libre flujo de la llamada energía vital también conocida en la filosofía oriental como Chi.

Dicho apego al resultado lo conoces comúnmente como emociones. Las emociones contenidas en las informaciones de lo que has expresado en tu vida, de lo que has tenido que vivir, distorsionan la síntesis de compresión de la consciencia temporal, creando una realidad personificada, manipulada por dichas emociones y capaz de producir cambios en la edad biológica y en la edad psíquica. Dichas edades son campos de fuerza que condensan información acerca de tu personalidad en el plano material de la realidad.

Además existe la edad cronológica que posiciona tu alma en el espacio-tiempo, esta sólo te indica la relación temporal con dicho espacio, ubicándote en una época concreta desde el nacimiento hasta el aquí y ahora. Y no debería generar mayor agravio en la vida si entendiéramos que las circunstancias externas más allá de nuestras vidas diarias no son manejables ni mutables por nosotros mismos. La edad cronológica también es punto de partida de nuestra agenda diaria y vital, condicionando todas nuestras relaciones para con los demás en el tiempo.

La edad psíquica tiene como propósito descubrir las posibilidades de tu alma en la materia, como deseas ser y mostrarte, cual a de ser tu propósito vital o como te agradaría vivir, todo ello es ámbito de la edad o consciencia psíquica, además hace que la edad biológica o consciencia biológica sea plástica o maleable, tan maleable que experimentas cambios físicos debido a la psiquis.

La mente consciente o lúcida llega a estar activa a través de los procesos vitales de comparación y deseos de la vida, jugando aquí un papel muy importante con su aliado el Ego. No es sin el propósito del Ego que la mente racional se rinde y libera un proceso bioquímico y reactivo en el sistema endocrino, totalmente alcalino y por lo tanto conductor del flujo de energía universal a través de la energía vital que provoca el despertar de la consciencia. Esto produce una secreción mayor de dimetiltriptamina en glándula pineal, eje del pensamiento cognitivo.

 Además de inducir cambios bioquímicos mejorando la condición física nutriéndote de endorfinas naturales que se producen en este proceso. Estas endorfinas son las causantes de que fluya la energía en todo el sistema nervioso central, y producen la sensación de ausencia de sufrimiento, por lo tanto de dolor, algo así como un estado analgésico natural; creando un espacio de paz física o de ausencia de enfermedad, debido a este proceso de despertar de la consciencia.

Una consciencia activa induce un estado de auto confianza que promueve la aceptación de la realidad, la consciencia no sólo transforma lo que vives haciéndolo encajar por completo y dando sentido a tu vida, además utiliza la bioquímica del cuerpo y la energía que nos rodea, para desde la glándula pineal limpiar, purificar y equilibrar el sistema nervioso central y la cadena de información del ADN.

Pero sí la mente y las emociones son dirigidas sin conocimiento de causa estas serán reactivas por lo tanto acidas, creando el caos en la vida y la enfermedad en el cuerpo, recuerda:  "mens sana in corpore sano"...


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