Orzar las velas...

El medio donde se proyecta tu alma, es llamado la realidad, y por eso aunque existimos y cohabitamos bajo un mismo espacio y tiempo, los cuales rigen el transcurso de nuestras vidas a niveles generales, resulta que entre ellas, todas tienen matices muy diferentes. Esto es debido a la forma de proyectar nuestra espiritualidad. Y hace que entendamos e interpretemos la realidad de forma muy distinta.

La espiritualidad es la función proyectada de la personalidad en el tiempo y como sabemos la personalidad y sus acciones dependen del punto de madurez de cada individuo, que viene determinado por el conocimiento que nos transmiten las experiencias vividas con el paso de los años, y que son básicamente de sufrimiento o armonía. Todo esto es determinante para construir una realidad modificable en función de lo que sentimos, pues es mejor sentir que pensar. Además permitirse sentir produce un vuelco entre la conciencia y la consciencia del ser humano.

La conciencia es la información que tienes de lo que conoces hasta el momento presente, es decir tu realidad de la vida; por ejemplo sabes que existe el fútbol, pero igual no lo has practicado nunca. Y la consciencia es el resultado emotivo de probar en profundidad aquello que conoces o crees conocer de la vida, por ejemplo jugar un partido de fútbol. 

A menudo cuando despiertas piensas en como vas a recrear tu día. Sí sólo lo haces desde la mente estarás proyectando tu vida en función del ego y de las necesidades de la realidad que construiste para ti, por ejemplo en el trabajo acabar aquel informe para la próxima reunión. Como ves estas creando tu vida con conciencia, o mejor dicho a conciencia, de forma que el resultado de la misma esta cantado. 
No dejas nada a la improvisación, y la improvisación es una de las formas que el alma tiene para hacerte consciente y crear consciencia, iluminación o sabiduría interior. 

Las necesidades de tu realidad te dicen lo que es necesario tener, por ejemplo: un hogar, una dedicación y un coche para ir a tu puesto de trabajo, pero son fruto de una realidad egoica e inconsciente, sin consciencia, sin sabiduría, sin haber probado sí el resultado de dicha vida te hace feliz o por la contra un ser desdichado. Por lo que sí creas desde las necesidades de la vida estarás en una creación construida desde el miedo, basada en el miedo a la carencia de dicha necesidad, a que se vuelva imperfecta, deficiente, o carente en sí misma. No estarás sintiendo, sino que estarás pensando, juzgando deliberadamente y comparando resultados para superar tus propios miedos e intentar justificar así tus acciones. 

Como ves, somos fruto macerado de nuestros tiempos y creamos nuestra realidad en mayor medida desde lo que pensamos, desde las necesidades y no desde lo que sentimos, desde lo que es importante en la vida. 
Por eso es tiempo ya de orzar las velas hacia el filo de nuevos vientos alísios; pues en el sentir esta la expresión máxima de lo que somos en la vida, y para ser y existir debemos sentir. 

Sentir es la función psicosomática relacionada con el corazón, por lo que cuando pensamos con el corazón activamos su campo neuronal que esta diferenciado del campo neuronal del cerebro, es decir cuando sentimos activamos un pensamiento nuevo, basado en las cosas importantes de la vida, y no en las necesarias. 

¿Y que son las cosas importantes de la vida? Pues aquellas que tienen por objeto mantener las necesarias. Un hogar, un trabajo y un coche son cosas necesarias, por ejemplo, para formar y mantener una familia. Para dar y recibir amor de aquellos con los que hemos decidido compartir nuestras vidas.

El amor entre seres humanos es el único vínculo realmente importante que ordena y da sentido a nuestras vidas, que nos dota de consciencia y nos hace conocedores de lo que para cada uno es importante o necesario, y el resto, simplemente son otras pequeñas cosas...  


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