Un giro teatral...
No basta con ser el último para ser el primero alguna vez, más bien debes promover el liderazgo de tu vida desde tu justa y sabía honestidad. De nada sirve el arrepentimiento pues arrepentirse o perdonar es no haber entendido nada de la situación que estabas experimentando. Debes practicar la rectitud de pensamiento desde el agradecimiento por lo ocurrido, sabiendo que no ha dejado mella en ti, sino una gran lección de vida, algo de lo que aprender para mejorar y por lo tanto algo que agradecer eternamente.
No existen los últimos ni los primeros, no existen los malos y los buenos, sino que todos somos necesarios para proveernos de experiencias desde los diferentes niveles de consciencia del ser humano.
El perdón, la aceptación, la comprensión, la concordia y el agradecimiento son peldaños de una misma escalera y depende de donde te encuentras en ella puedes ver más allá del propio evento y hacer válida para el futuro tu experiencia, hacerla enriquecedora para la búsqueda de tu tranquilidad, de tu armonía, o de tu felicidad.
Al ser necesarios los unos a los otros, formamos parte de un gran giro teatral donde dependiendo de las relaciones contraídas tomamos un papel protagonista, secundario o relativo, y así creamos un drama plural de la realidad que nos permite percibir hacia donde van nuestras vidas. Nos permite entender la relación que tenemos con nuestras familias, en nuestros trabajos, con nuestras relaciones personales y así definir nuestra utilidad hacia todos ellos, pues sí no te sientes útil, es decir protagonista, la vida pierde su chispa para ti, se apaga tu luz y sientes que te quedas relegado entre bambalinas, fuera del escenario.
Cuestionarse cual es la utilidad de cada uno, buscarla desde el interior y con ella comenzar a hacer cambios en la vida te hace creador y líder, director y protagonista de tu película de la realidad, para así lograr crear una obra maestra.
Quizás debas definirte en la vida como un artista, cuyas creaciones son enriquecedoras para el alma. Al contrario que un artesano, cuyo loable trabajo reside en la funcionalidad de lo que crea y cuyas creaciones nos sirven para hacer más práctica la vida pero no nos alimentan el espíritu, el artista no busca la funcionalidad o la práctica sino que desea trascender esta parte de su obra y expandirla para remover los cimientos de las almas.
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